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Coronel Juan Francisco Mosquera, un comandante con espíritu de servicio

El Coronel Juan Francisco Mosquera es el actual Comandante del Comando Aéreo de Combate No. 3, y compartió un poco de su historia personal antes de entregar el cargo con el que soñó durante toda su carrera militar. Este Oficial nació en Bogotá, es hijo de la señora María Helena Dueñas y el señor Benjamín Mosquera (Q.E.P.D), creció en el sector conocido como Galerías rodeado de sus padres y una de las personas que más influyó en la decisión que le cambiaría la vida para siempre, su hermano mayor Benjamín Mosquera, quien se presentó en varias oportunidades para ingresar a la Fuerza Aérea Colombiana a principios de los años 90, pero no logró cumplir con todos los requisitos.

Para esa época él había tomado la decisión de estudiar medicina, ya que quería dedicar su vida a una profesión en la que pudiera salvar la vida de las personas, una carrera que le permitiera sentir que ayudaba a otros, sin saber lo que la vida tenía deparado para su futuro. Fue entonces que presentó los exámenes de admisión para el pregrado en Medicina en tres universidades, de las cuales paso en dos pero el costo era muy alto por ende su familia no podía costearla, por lo cual se avecinaba otra preocupación que era el servicio militar obligatorio, ya que en caso de no estudiar debía prestarlo. Fue en este punto en el que Benjamín, le sugirió incorporarse a la Fuerza Aérea como Oficial, pensando que tal vez él sí podría llegar a pertenecer a la Institución con la que alguna vez Benjamín había soñado.
Fue así como ingresó a la Institución que hasta la fecha lo ha acogido y le ha dado la oportunidad de convertirse en el héroe que alguna vez soñó. Su carrera como oficial empezó en 1993, cuando recibió el grado de subteniente, momento en el que atesoró una idea fruto de su experiencia en la Escuela Militar de Aviación y era que cada cosa nueva que tuviera que aprender siempre sería un reto, por ende, lo que viviera desde ese momento en el que recibió su primera estrella, lo convertiría en uno de sus objetivos personales con el propósito de que su compromiso pudiera contribuirle al país de alguna manera, en aquella dura época de violencia que aún atravesaba la nación.

Por eso para iniciar esta primera etapa fue asignado al Comando Aéreo de Combate No.4, donde aprendió a volar helicóptero con 13 compañeros más de su curso, a pesar de que inicialmente pensó en volar aeronaves de ala fija, la Fuerza Aérea tenía una misión muy especial para los jóvenes que estarían a bordo de los ‘ángeles de acero’ capaces de llegar a cualquiera de las áreas geográficas del país, por eso recuerda que un día después del examen que lo convertiría en copiloto de Hughes 500, salió directamente a una comisión durante la cual tuvo que evacuar por primera vez un herido en medio de combates que se presentaban en el departamento de Caquetá, sintiendo por primera vez en su vida la satisfacción de haberle salvado la vida a un soldado del Ejército Nacional.

“Me sentía como un héroe” afirmó con una sonrisa en su rostro, “yo creo que era tan joven que jamás me imaginé que a bordo de un helicóptero uno podía salvar tantas vidas”, por eso con agrado narró otro relato ligado a una de estas operaciones de evacuación de personal, que eran el pan de cada día durante sus comisiones. “Alguna vez caminando por el centro de Bogotá durante unas vacaciones, escuché a un hombre decir mi nombre desde lejos gritando “¡Mi Teniente Mosquera!”, llamado que realmente me asustó porque en esa época había una altera entre todos los Policías y Militares por el ‘plan pistola’, en el que a las personas que le quitaran la vida a un integrante de la Fuerza Pública, los grupos armados organizados de ese momento les pagaban con una cuantiosa recompensa”, este susto se fue desvaneciendo cuando ese hombre se aceró diciéndole que era un soldado del Ejército Nacional, que lo recordaba perfectamente porque fue uno de los pilotos que lo salvó luego de que lo hirieran en el área y que quería agradecérselo.

Ese tipo de historias y personas siguió encontrándolas a medida que su carrera transcurría, año a año descubriendo que “La Fuerza Aérea es como un noviazgo y cada vez uno la quiere más y trabaja por ella con más amor”, esta es la historia de cómo descubrió su verdadera vocación entendiendo que, a pesar de no haberse convertido en médico, salvó muchas vidas como piloto de helicóptero. Dentro del desarrollo de su carrera también afrontó momentos de dificultad como un accidente que tuvo en Barrancabermeja a bordo de un Bell 412, al que logró sobrevivir comprendiendo que la Fuerza Aérea también prepara a sus pilotos en casos de crisis, porque en ese momento Dios, su familia y su Fuerza fueron los motivos más grandes que tenía para seguir trabajando por el país.

Actualmente y después de haber liderado el Comando Aéreo de Combate No. 3 por más de un año, el Coronel Juan Francisco en este punto de su carrera agradece a todas las personas con las que ha trabajado, porque son ellas quienes le han permitido llegar al lugar en el que está actualmente está, manifestando que su deseo más grande para la Fuerza Aérea Colombiana del futuro es: “espero seguirla viendo como la Institución más querida y respetada por los colombianos, quisiera que nos sigan dando su respaldo y su apoyo para que podamos trabajar más unidos, como una sola comunidad de colombianos, porque solo juntos lograremos el cambio”.

Autor
Comunicaciones Estratégicas CACOM 3

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