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Cuando los sueños merecen llegar al cielo

En 1997, por primera vez, en la historia de la Fuerza Aérea Colombiana, 16 mujeres se incorporan al curso regular, para iniciar su formación militar y cuatro años después, siete de ellas, se gradúan como las primeras Oficiales en pertenecer al cuerpo de vuelo. El 6 de diciembre del 2000, se convierte en una fecha icónica, en donde las mujeres empezaron a tener mando dentro de la jerarquía militar en la Fuerza Aérea, además participar en misiones, que años atrás solo estaban catalogadas para los hombres.

Hoy, después de 20 años, este cambio en la historia, ha permitido que mujeres con capacidades extraordinarias y que siempre se destacan en lo que hacen, se vinculen; ejemplo de ello, la Subteniente Paula Castro, manizaleña y piloto de la Fuerza Aérea Colombia, quien gracias a sus competencias, dedicación y sacrificio, ha demostrado que a su cortada edad se cumplen grandes sueños, que las percepciones limitadas que existían de la mujer, simplemente fueron palabras y definiciones, que con merito se opacaron por la valentía, la sabiduría, la fuerza y el poder mental que han demostrado.
Esta colombiana, de 23 años de edad, cuenta con dos carreras profesionales, Administración Aeronáutica y Ciencias Militares Aeronáuticas; con sus destrezas a pilotado tres aeronaves de la Institución, T-90 Calima, T-37B y Casa 212. Su herramienta para romper con la palabra imposible y con cualquier barrera o cerradura, es estudiar, prepararse, capacitarse, por esa razón hoy está en este lugar, viendo en cada experiencia la oportunidad de superarse.

Paula Andrea Castro Cárdenas, nació en Manizales y es la mayor de dos hermanos; su mamá es profesora de ingeniería industrial en la Universidad Nacional, su padre es contador público y su hermano menor es matemático y está culminando una maestría en París. Su abuelo fue policía y su papá fue Suboficial del Ejército Nacional, de allí nació el interés por servir al país y pertenecer a las Fuerzas Militares.
En 2013, mientras cursaba el último año de bachillerato, dedicó el cien por ciento de su tiempo a prepararse académicamente, además, inició el proceso de incorporación a la Fuerza Aérea Colombiana, el día de su graduación obtuvo el título de mejor bachiller y fue uno de los mejores ICFES del Departamento de Caldas, esto le permitió ser seleccionada para hacer parte del programa "Bachilleres por Colombia" de Ecopetrol y con esta beca, empezar su formación miliar y profesional, a los 17 años.

Ingresó el 13 de enero de 2014 a la Escuela Militar de Aviación “Marco Fidel Suárez”, para cursar la carrera de Administración Aeronáutica y el Programa de Ciencias Militares Aeronáuticas. Hizo parte de la Banda de Guerra y la Guardia de Honor, practicó el deporte de Orientación Militar y siendo cadete de tercer año fue elegida para representar a la Fuerza Aérea durante la celebración de la Independencia de Colombia, el 20 de Julio, en Corea del Sur. Siendo alférez tuvo la oportunidad de comandar un elemento de cadetes que ingresaron para pertenecer al Cuerpo Administrativo, experiencia que la ayudó a fortalecerse como líder, adquiriendo competencias para desenvolverse en su vida profesional; finalmente en diciembre de 2017 culminó sus estudios y cumple el sueño de convertirse en Oficial de la Fuerza Aérea Colombiana para pertenecer al cuerpo de vuelo. Aunque fue un proceso muy exigente, tanto física como mentalmente, todo lo pudo superar con el apoyo de su familia y sus compañeros, se demostró a si misma que era capaz de hacer todo lo que se proponía, la ilusión que un día tuvo, ya era una realidad.

Durante la instrucción primaria, voló T- 90 Calima, aeronave ensamblada en Colombia y utilizada para la formación de pilotos, allí obtuvo el primer contacto con el vuelo, esta oportunidad significó un reto muy importante para ella, que puso todos sus conocimientos y capacidades a prueba. Como Subteniente de primer año, en su entrenamiento básico, estuvo en el Comando Aéreo de Combate No.1, en la aeronave T-37B, poderoso jet bimotor, en ese avión voló sola por primera vez, experiencia que califica como la mejor de su vida. Actualmente está asignada a volar como copiloto en el equipo Casa 212, el cual cumple misiones de transporte de personal y de carga. A pesar de su corta edad, Paula, es una; mujer muy competente académicamente y profesionalmente y sigue preparándose se ha destacado frente a otras mujeres, demostrando que estudiar con dedicación, esfuerzo y haciendo lo que uno ama siempre traerá buenos resultados.

Para la Subteniente, ser piloto de la Fuerza Aérea Colombiana es sinónimo de alcanzar una de sus metas más grandes y es también un reto que asume con mucho compromiso y responsabilidad, para cumplir las misiones que la Institución le asigne con el mayor profesionalismo, de esta manera deja en alto el nombre de su equipo y de la Institución en cada vuelo. Hace parte del Grupo de Combate del Comando de Aéreo de Combate No.7, Unidad que se encarga del control y dominio del espacio aéreo del sur occidente colombiano.

Su objetivo, a corto plazo, consiste en seguir capacitándose, ya logró su primera autonomía como copiloto del equipo C212 y ahora continuará adquiriendo de superiores, los conocimientos que necesita y se requieren, para, en un futuro, lograr comandar una aeronave y un equipo de trabajo. Sabe que ser piloto, requiere de mucha dedicación, compromiso y estudio. La Fuerza se ha encargado de preparar el mejor talento humano y por eso es un referente mundial en el ámbito aeroespacial. Lo más difícil y el desafío que asume como parte de la nueva generación de aviadores, es estar a este nivel de excelencia y con sus capacidades elevar aún más esos estándares.

Deja un mensaje claro para todas las mujeres que hoy tienen el sueño de ser pilotos militares: “las invito a que continúen persiguiendo esa meta y que den todo de sí. Aunque el entrenamiento sea muy exigente, todo se va a ver recompensando al final y puedo decir con seguridad que es el mejor trabajo del mundo”. Para Paula desde que se incorporaron las primeras cadetes femeninas, las mujeres han logrado que desaparezcan las barreras, para abrir un espacio en todas las especialidades y ámbitos de la vida militar. Como experiencia propia, sabe que, en la Fuerza, las mujeres han asumido roles significativos en los que se han desempeñado de manera sobresaliente y para continuar con este legado reconoce que lo más importante es seguir capacitándose, inspirarse y soñar, soltar los miedos, porque el poder que se necesita para hacer cualquier cosa en la vida está dentro de sí mismo.

Porta con amor y orgullo sus alas de piloto militar y si tuviera la oportunidad de volver a ingresar a la Fuerza Aérea Colombiana sin duda lo haría, porque a pesar de ser una carrera de muchos sacrificios y esfuerzos, le ha traído las mejores y más gratificantes experiencias, para ella, la mejor decisión que pudo tomar.

Autor
Comunicaciones Estratégicas CACOM-7

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