Muere un bebé indígena por desnutrición en el departamento colombiano de Vichada
Un bebé de tan sólo 30 días y con un peso de 1,8 kilos, ha fallecido víctima de la desnutrición en una de las comunidades indígenas del departamento colombiano de Vichada, que se encuentra en la zona oriental del país.
La menor fue transportada por la Fuerza Aérea Colombiana (FAC) y por profesionales sanitarios, en helicóptero y en un avión Caraván, desde la localidad de Santa Rita, una zona rural del municipio de Cumaribo, hasta el Hospital Departamental de Villavicencio.
Tal y como ha informado a Colprensa el coordinador del grupo de médicos que atendieron al bebé, Jairo Ospino, "la criatura ingresó en la unidad de cuidado intensivo neonatal, como consecuencia de una desnutrición grave y un cuadro de infección generalizada asociado".
Según ha contado el doctor, la menor nunca pudo tomar leche del pecho de su madre ya que debido a la mala alimentación de ésta y el resto de su familia, nunca le proporcionó el alimento necesario para un recién nacido.
"Durante el mes de edad recibió únicamente de alimentación caldo de pescado y aromáticas de hoja de plátano. No recibió leche materna y no tenía esquema de vacunación adecuado" dijo Ospino.
La teniente médico de las FAC, Laura Gutiérrez, que participó en el traslado, contó que se encontraron con una menor que "estaba deshidratada, con la piel descamada, con signos claros de infección secundaria a esa descamación que tenía la piel, venía con hipotermia y con candidiásis oral, y con un aspecto arrugado".
El doctor Ospino añadió que "los niños que tienen desnutrición, tienen depresión del sistema inmunológico y eso los hace proclives a infecciones respiratorias, de piel e intestinales".
De lo que va de año, ya son siete los niños que han muerto por problemas de salud asociados a la desnutrición, todos ellos en los departamentos colindantes a la zona de la Orinoquía, Vichada, Guainía, Vaupés y Meta, donde se encuentran comunidades indígenas.
El hambre está acabando con los niños indígenas de lugar tan apartados, a los cuales ni si quiera las brigadas de sanitarias pueden acceder. No obstante, siguen siendo los únicos testigos silenciosos de la catástrofe que afrontan las víctimas de la desnutrición.