A punta de tijera, hilo y aguja un sastre de su Fuerza Aérea combate el Coronavirus
“La labor que estoy realizando es muy buena ya que estoy contribuyendo para que el personal de seguridad no se contamine con el virus” dice el señor Onofre Ramírez, operario de la sastrería del Comando Aéreo de Transporte Militar, CATAM; quien a sus 55 años ha tenido que vivir una de las crisis sanitarias más relevantes del mundo moderno a causa del Coronavirus.
Con su cabello salpicado por los años y arrugas en los bordes de sus ojos y boca, dice contar aún con la vitalidad de un joven de 20. Lleva trabajando para la Fuerza Aérea Colombiana alrededor de 19 años y agradece cada día haber podido formar parte de esta institución.
“Estar en su Fuerza Aérea ha hecho que tenga estabilidad, aún en los peores momentos y escenarios inimaginados como los actuales, cuando muchas personas han perdido sus trabajos. Gracias a la Fuerza he podido apoyar a mi familia en este tiempo”. Dice Onofre con tranquilidad.
Se levanta cada mañana con la esperanza de que todo vuelva a la normalidad, de que su familia pueda salir con calma y seguridad sin temor a ese enemigo invisible al que todo el mundo teme. Pero mientras espera que pase la situación, sale por las mañanas de su casa ubicada en el municipio de Madrid (Cundinamarca) para cumplir con la misión que le fue encargada al comienzo de la cuarentena: fabricar tapabocas.
“Esto comenzó con la necesidad que se tenía dentro de la base de que todo el personal estuviera con las medidas necesarias de protección, por esta razón me fue encargada la realización de tapabocas para los Soldados y personal de seguridad de CATAM…Diariamente estoy haciendo alrededor de 50 y ya llevo 600 fabricados.”
Aunque su trabajo se ve detenido semana de por medio, ya que no puede venir siempre a la Unidad. Cuando llega a CATAM, trabaja con manos firmes e incansables para brindar a su Fuerza Aérea este elemento de protección que se ha convertido en parte esencial de todas las personas, pero más aún de esos Soldados que prestan su servicio militar y quienes están prestos a arriesgar sus vidas en el cumplimiento de su misión.
Soldados que tienen el deber de proteger y mantener la seguridad propia de sus Unidades. Son ellos quienes cuidan, protegen y defienden la Institución Aérea desde las garitas, núcleos de reacción y patrullas; efectuando operaciones de seguridad, vigilancia, operaciones especiales y actividades de entrenamiento e instrucción, es por esta razón que son esenciales para el funcionamiento normal de la Base Aérea.
“Ellos son uno de los eslabones más importante en este momento y no podemos permitir que caigan enfermos, ni por ellos, ni por sus familias que los esperan en sus hogares” con eso en mente, Onofre trabaja comprometidamente llenando de orgullo a su familia.
Su esposa e hijo lo apoyan en la labor que está llevando a cabo, puesto que piensan que está contribuyendo a combatir y evitar la propagación del virus que ha superado los 3.000 contagiados en el país.
“Ellos saben que es arriesgado salir de la casa, por eso cuando salgo cumplo con todas las medidas de seguridad, pero también son conscientes de la delicada situación en la que se encuentra el país y que tengo que cumplir con mi deber, aportando un granito de arena para que podamos salir adelante” dice Onofre mientras corta la tela antifluido con la que realizará su próxima tanda de tapabocas.
Ya conoce las medidas exactas para cortar la tela, 22 cm de largo por 20.5 cm de ancho, cose cada borde, realiza incisiones a cada lado del pedazo de tela, arriba y abajo, donde posteriormente cose los extremos para que la persona se lo pueda colocar. Un trabajo que parece sencillo pero que toma todo el tiempo y dedicación de Onofre.
Su oficio, tan importante pero que muchas veces pasa desapercibido, ha sido esencial en el manejo de este virus, contribuyendo a que todo el personal del Comando Aéreo de Transporte Militar, CATAM, esté preparado y protegido para seguir apoyando a todos los colombianos en cada rincón del territorio nacional.
“Soy feliz de poder contribuir con mi trabajo, nunca pensé que fuera posible, pero hoy estoy viendo que mis manos, mis agujas y mis hilos han ayudado en la batalla contra este virus” dice Onofre con la satisfacción cumplido, quien, sin buscar un reconocimiento por su abnegada labor, cumple día a día con su misión esperando que todos los colombianos podamos salir de esta crisis.
Onofre Ramírez Herrera, es uno de los muchos héroes que hoy por hoy vale la pena resaltar. Personas que debido a la situación actual han olvidado sus necesidades o intereses para regalar al mundo un poco de esperanza en medio del caos que se ha desatado en el mundo.