Resiliencia: un guerrero de la vida
La vida es un constante cambio, nos sorprende con momentos grandiosos y otros no tanto; algunos de ellos los podemos controlar porque dependen de nuestras acciones, pero hay situaciones que se salen de nuestros planes, como las enfermedades, esas alteraciones en el funcionamiento normal del organismo o de alguna de sus partes, debido a una causa interna o externa.
Vienen sin previo aviso, pero cuando llegan nos preguntamos la razón de esa “prueba de fe”, así fue como lo expresó el Técnico Cuarto Cristhian Romero, del curso 87 de Suboficiales, quien labora como controlador de tránsito aéreo del Grupo de Transporte del Comando Aéreo de Transporte Militar-CATAM.
A sus 24 años ha luchado contra una enfermedad muy temida: el cáncer, pero luego de pasar por una de las experiencias que probaron su resistencia, puede decir que salió victorioso.
“Cuando me diagnosticaron el cáncer, hace ya 11 meses, tomé una decisión: a pesar de lo difícil que fuera, no me daría por vencido, no renunciaría a mis sueños, no permitiría que esa enfermedad me derrumbará… las cosas pasan, muchas veces sin un motivo aparente, pero depende de nosotros como enfrentemos esa situación, por eso mientras vivía mi proceso lo hacía con una actitud positiva” dijo con la misma determinación que lo ha caracterizado en los años de servicio a la patria.
Ingresó a la Escuela de Suboficiales de la Fuerza Aérea a la edad de 17 años, con un sueño: pertenecer al equipo azul.
Al ser el mayor de sus hermanos y el único que se encaminó por la milicia, aprendió a muy temprana edad lo que significaba la resiliencia, esa capacidad para afrontar y superar las adversidades, lo que puso en práctica en sus años de alumno, sin pensar que en el futuro haría uso nuevamente de esa característica con la que cuentan los militares.
“Mi familia y mis objetivos son lo que siempre me han impulsado para seguir adelante, ya que considero que cuando tenemos objetivos en la vida no nos dejamos vencer tan fácilmente.” Dijo durante la entrevista el Técnico Cuarto.
Fue así como afrontó la noticia de su enfermedad, luego de hacerse chequeos por una incomodidad que sentía, decidiendo pasar por la operación y posterior tratamiento para desaparecer la enfermedad.
“Luego de la operación esperé un mes para saber si había desaparecido el cáncer, pero la noticia fue otra: tuve metástasis en los pulmones y abdomen” explica el Suboficial.
Empezó las quimioterapias con el apoyo de su familia y de la Fuerza Aérea, su segunda familia. Fueron tres meses en los que tuvo que afrontar cambios difíciles como la caída del cabello o la pérdida del apetito, pero con los mejores pronósticos de los médicos, quienes aseguraban que por su edad no tendría mayores problemas para superar la enfermedad.
“Estoy muy agradecido con el personal de Suboficiales de la base, con mis compañeros de curso, el Grupo de Transporte de CATAM y los controladores aéreos que estuvieron pendientes de mi proceso y me brindaron ayuda cuando más lo necesite” expresa con gratitud Cristhian.
Actualmente se encuentra en controles para evitar alguna recaída, pero está orgulloso de poder decir que atravesó esa situación aferrado de la mano de Dios, saliendo victorioso y agradeciendo la segunda oportunidad que se le ha brindado: “Espero ser un referente para más personas en muchos aspectos generales de la vida” expresó.
Como él, hay muchos guerreros que se aferran a sus sueños sin importar las adversidades que se puedan enfrentar. Esas personas que nos enseñan a seguir teniendo esperanza sin importar las vueltas que de la vida, algo muy útil en esta época de pandemia donde nuestra fe flaquea.