Sueño cumplido en la “Casa de los Halcones Valientes”
“Sueño Celeste” es el nombre de la operación que permitió a un menor enfermo de cáncer hacer parte de la tripulación del Ángel 4108 para cumplir su sueño de salvar vidas.
Al recibir en el Comando Aéreo de Combate No.5, CACOM-5, la solicitud de la institución Red Unidos, perteneciente al Departamento de la Prosperidad Social, se dispuso todo para cumplir con esta ilusión que hace muchos años tenía Dayner, quien entre cuadernos, carros y gorras que adornan su cuarto, también cuenta con una pequeña colección de aviones y de artículos aeronáuticos; una pasión que comparte con su amor por el Atlético Nacional.
Su vocación por ayudar a los demás la heredó Dayner de Sandra, su madre, quien por espacio de 15 años dirigió la Defensa Civil de Guarne siendo ejemplo para que él quiera asumir desde muy joven la responsabilidad que llevan hombres y mujeres que se capacitan con el más noble objetivo, como es el de salvaguardar la existencia de los seres humanos.
Una vez hechas las coordinaciones, el niño fue recibido en el establecimiento de Sanidad Militar del CACOM-5, lugar donde de primera mano conoció sobre la valerosa labor que desempeñan médicos y pararrescatistas de la Fuerza Aérea Colombiana.
Posteriormente, en el Centro de Comando y Control, Deyner en nombrado especialista en rescate honorario y participa del planeamiento de una misión de este tipo; recibe el equipo de vuelo, overol, guantes, gafas, tapa oídos, casco y su tarjetero de identificación “Capitán Ayala”.
Preparado para la difícil misión, despega en el Ángel 4108, acompañado de oficiales y suboficiales expertos en salvamento y rescate de la Fuerza Aérea Colombiana hacia el área de Guatapé, donde se llevaría a cabo la operación de evacuación y traslado del paciente herido al helipuerto de la Fundación San Vicente de Paúl del municipio de Rionegro.
En el helicóptero, además de quienes estaban concentrados sólo en la misión de salvar nuevamente la vida de un colombiano, iba un médico que monitoreaba constantemente a nuestro joven soñador, dada su condición de salud.
Al llegar al Comando Aéreo de Combate No. 5, sanos y salvos, y con la alegría de haber cumplido otra exitosa misión, Deyner se despidió con la gratitud reflejada en su rostro y en su inocente sonrisa que quedó en el recuerdo de quienes lo acompañaron en este día y aprendieron la más valiosa enseñanza: “la adversidad, no puede acabar con los más nobles sueños”.