Un nacimiento, un milagro, en medio de la pandemia
“Un nuevo bebé es como el principio de todas las cosas maravillosas, esperanza, un sueño de posibilidades…”, fue una de las frases célebres que escribió la autora neoyorquina Eda LeShan, un mensaje que encierra lo que representa actualmente el nacimiento de un bebé para millones de familias que diariamente reciben a los nuevos integrantes de sus hogares, por eso este espacio estará dedicado a Maximiliano, un guerrero que llegó en medio de esta pandemia a la vida de uno de los Suboficiales del Comando Aéreo de Combate No. 3, despertando la inmensa felicidad que representa una nueva vida durante esta crisis.
Maximiliano nació el pasado 25 de abril a las 4 de la tarde en la Clínica La Asunción, que se encuentra ubicada en Barranquilla, pesando 3.500 gramos, un bebé enorme y totalmente saludable, hijo de Vicky y Wilmer un Suboficial de la especialidad de Defensa Aérea, que después de 6 años volvió a ser papá en medio de la emergencia sanitaria que atraviesa el mundo entero; esta nueva vida representa para él, su esposa y Said su hijo mayor, la felicidad de estos días de cuarentena, ya que al verse obligados a permanecer en aislamiento preventivo ha tenido la oportunidad de compartir mucho más tiempo con su hijo recién nacido, permitiéndole tener una experiencia diferente de su rol como papá para apoyar más a su esposa, que aún se encuentra en recuperación, luego del procedimiento de cesárea al que fue sometida durante el parto de este hermoso pequeño.
Este nacimiento es una “bendición” para este Técnico Segundo que trabaja desde hace tres años en el Grupo de Combate del CACOM 3, un barranquillero con 35 años de edad, que ingresó a la Fuerza Aérea porque desde que era bachiller ese era su deseo más profundo, deseándolo día tras día cuando su ruta pasaba por la entrada de la base. Este recuerdo lo acompaña hasta la actualidad, porque una de sus maestras guardó un periódico escolar del año 2001, en el que quedó registrado que Wilmer quería ser Suboficial de la Fuerza Aérea tal como él lo soñó, “esto me recuerda que siempre quise ser lo que yo soy hoy en día”.
Ahora no sólo ha cumplido su sueño profesional, sino que también conformó una familia con Vicky una barranquillera con la que lleva un poco más de nueve años casado, “su novia” a quien casualmente se encontró en una reunión de egresados del colegio, y a pesar de que ella no lo recordaba, él logró ganarse su corazón para iniciar lo que se ha convertido en “su regalo más grande”, un hogar que ahora recibe un nuevo integrante en medio de una pandemia.
Said por su parte, se siente muy orgulloso de poder cumplir con sus deberes de hermano mayor, ayudándole a Wilmer con diferentes tareas como bañarlo, cambiarle el pañal, medir la temperatura de la leche del tetero, cuidándolo mientras duerme y un sinfín de labores más, que puedan garantizar el reposo de su mamá durante su recuperación. Este pequeño de 6 años diariamente asiste a clases virtuales desde las 7 de la mañana, para lo cual se levanta temprano, se pone el uniforme, desayuna, para luego poder sentarse a recibir clases hasta el mediodía, que al terminar le dan un rato en el que puede compartir con su nuevo hermanito, un regalo que su mamá afirma que había pedido por mucho tiempo, un compañero con el que pudiera jugar, al que pudiera ayudar y que ahora se ha convertido en el centro de su atención.
Vicky mientras tanto relata cómo fue el momento en el que llegó Maximiliano, cuando ese 25 de abril muy temprano empezó a sentir los dolores propios de que el niño ya venía en camino, salieron en el carro como lo habían planeado, dejaron a Said donde su mamá y llegaron a la clínica a las 9:30 de la mañana, ella tenía un poco de preocupación por el tema del COVID-19, pero todo el personal de la salud cumplía con las medidas de seguridad, e incluso tomaron todas las precauciones para que no tuviera contacto con ninguna superficie, fue entonces cuando escuchó a una enfermera decir que ‘en la Clínica aún no había ningún caso’, lo que le dio un poco más de tranquilidad, sumado a los múltiples cuidados que tuvieron con su procedimiento. Desde muy temprano fue sometida a diferentes exámenes médicos previos al nacimiento de su bebé para garantizar que todo estuviera en orden, luego la llevaron a una sala de operación única para ella, donde realizaron el procedimiento de cesárea que trajo a la vida a ‘Maxi’, como ella cariñosamente le dice, un nuevo integrante también de la gran familia aérea.
Wilmer por su parte es un papá que no se cambia por nada, este barranquillero escogió el nombre de su hijo por el significado que tiene, ya que es de procedencia latina y traduce ‘el grande’, una palabra que hace alusión al enorme tamaño de este recién nacido que le ha alegrado la vida a esta familia dejando a un lado las preocupaciones del confinamiento.
Este Suboficial narra como vivió una larga espera desde la mañana, hasta las 4:30 p.m. cuando por fin pudo tener en sus brazos a este ganador, que apenas abría sus ojos a un mundo que se encuentra atravesando una de las crisis más grandes que ha vivido la humanidad, pero tal como él lo afirma “Maximiliano tal vez no comprenda lo que estamos viviendo las personas, pero eso hace parte de la inocencia de una nueva vida”, cerrando esto con un suspiro y una sonrisa que deja entrever la enorme felicidad que siente de poder ser papá por segunda vez.
Esta familia que hace parte de la estadística de millones de hogares que celebran nacimientos alrededor del mundo, pero también de millones de padres han asumido la responsabilidad de proteger a estos bebés en medio de la pandemia, ya que incluso en recién nacidos se han presentado casos de COVID- 19, por lo cual su Fuerza Aérea Colombiana propenderá por proteger estos estas nuevas vidas que siguen llegado a los hogares de sus integrantes y de los colombianos; porque ellos representan el anhelo del mañana, la generación que será recordada por haber nacido durante una época de Coronavirus, trayendo consigo alegría, esperanza y fé de que todo mejorará en un futuro no muy lejano.