El soldado, el Cerro y la seguridad
Su Fuerza Aérea Colombiana constantemente Vuela, entrena y combate para vencer y dominar en el aire, el espacio y el ciberespacio, en defensa de la soberanía, la independencia, la integridad territorial, el orden constitucional y contribuir a los fines del Estado. El cumplimiento de la misión constitucional es el fin último de cada miembro de la institución aérea, Oficiales, Suboficiales, Soldados y civiles día y noche trabajan desde su campo de acción para brindarle a los ciudadanos un país seguro.
Los departamentos del Meta, Guaviare y Vaupés hacen parte del área de responsabilidad que le fue asignada al Comando Aéreo de Combate No. 2, desde donde se han logrado generar excelentes resultados en favor del restablecimiento del orden público. La operatividad de este comando ha sido un pilar no sólo en temas operativos sino humanitarios los cuales a través del establecimiento de puentes aéreos brindan a la comunidad esperanza en tiempos de angustia como en el caso de los 4 meses de cierre de la vía que comunica a Bogotá con los Llanos Orientales en el 2019 y actualmente por la emergencia sanitaria. Todas estas actividades permiten acompañar a la población civil bajo cualquier circunstancia, en todo momento y en cualquier lugar.
Naturalmente, la seguridad del pueblo colombiano es el principal factor que persigue la Fuerza, y para lograr este propósito, las capacidades y el talento humano son un recurso fundamental; hay labores que efectúan los miembros de la institución que los ciudadanos desconocen o que no dimensionan la trascendencia de ellas, como, por ejemplo, la importante custodia de diferentes estructuras y mecanismos para brindar servicios de comunicación, en nuestro caso, a gran parte del sur oriente.
Se trata del Cerro ´El Tigre´, un lugar extremadamente frío con una altura de 3.600 metros, donde la temperatura puede llegar a alcanzar los tres grados centígrados, topográficamente se encuentra entre un relieve de montañas pertenecientes a la Cordillera Oriental, por los municipios de San Juanito y el Calvario, Meta, zonas amargamente recordadas desde 1998, porque allí comenzaron los secuestros masivos, conocidos como pescas milagrosas, perpetrados por las extintas guerrillas de las FARC, que generaron zozobra y terror a los habitantes y transeúntes que frecuentaban la vía Bogotá – Villavicencio.
El acceso terrestre al Cerro, por su ubicación geográfica, representa una travesía; sus calles son destapadas, y en temporadas de lluvia, generan zonas pantanosas que representan un riesgo al paso de cualquier clase de vehículo. Sin embargo, este lugar goza de una estratégica posición, la cual permite que la mayor parte del sur oriente sea aprovisionado de servicios de telefonía fija, móvil, internet y televisión; este sitio también alimenta las comunicaciones de la aeronáutica civil, permitiendo establecer canales seguros de interlocución para mantener el tránsito aéreo y entrelaza los Sistema de Medios Públicos RTVC, facilitando a la comunidad disfrutar de los contenidos de radio, televisión y los nuevos medios públicos de Colombia en este sector.
La vigilancia permanente de este sector para evitar que grupos criminales atenten contra la red de telecomunicaciones que beneficia a millones de colombianos, desde hace aproximadamente 50 años se encuentra a cargo su Fuerza Aérea Colombiana, que con sus medios aéreos transporta en helicópteros Black Hawk UH-60 a los Suboficiales y soldados a cargo; este grupo de militares, con valentía, honor y sacrificio, enfrentan las inclemencias del clima que traen consigo tormentas eléctricas y bajas temperaturas que penetran hasta los huesos. Su vocación de servicio y amor por su patria, mantiene en alto la moral de estos hombres que destinaron dar lo mejor de sí por su nación.
No es fácil mantenerse alejado de familiares, pero su espíritu para cumplir la misión es más fuerte que cualquier adversidad, son soldados unidos en busca de un bien común, con su trabajo, permiten que los ciudadanos tengan acceso a los diferentes medios de comunicación para laborar, recrearse o descansar, contribuyendo con ello al crecimiento socioeconómico de la región.