Esta vez la víctima mortal es una bebé de tan solo 30 días de nacida, a quien llamaremos Karen*. Su estado de salud era realmente deplorable, sus órganos estaban invadidos por todos los males inimaginables, en su zona genital no cabía una herida más causada por la resequedad de la piel, las quemaduras o pañalitis, su boca estaba llena de hongos y sus manitos y brazos parecían más un pitillo que una extremidad de un ser humano.