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Fuerza Aeroespacial Colombiana: ¡Así se va a las estrellas!

Nuestra Institución es el reflejo del avance del país y del mundo en múltiples campos: nuevas tecnologías, filosofías y modelos de pensamiento, que amplían el horizonte de posibilidades del ser humano, así como, su presencia en los más diversos campos del poder. Con el trascender del tiempo, a los dominios de mar, tierra y aire, se sumaron el espacio y ciberespacio.

En esta misma dirección, ha evolucionado la misión, visión y capacidades que nos identifican como Fuerza, sintetizando una época y todo aquello que le da ímpetu e inspiración. Nuestro nombre, a lo largo del tiempo, ha evocado conocimientos, doctrinas, lecciones aprendidas, innovaciones y objetivos estratégicos; variables que articuladas, marcan una senda.

En 1919, con la aprobación de la ley 126, firmada por nuestro fundador y pionero del aire, Marco Fidel Suárez, desplegamos nuestras alas bajo el título de Aviación Militar. Palabras que demostraban el trascender de Estados e imperios hacia las alturas: un nuevo poder se abría paso para revolucionar la geopolítica global.

Más tarde, en 1942, nos denominamos Fuerza Aérea Nacional, separando la unión que existía entre la aviación militar y civil. Se establecieron nuevas rutas en los cielos, unimos puntos distantes de la geografía, adquirimos aeronaves, nuevos aliados y se dio un mayor empuje a la profesionalización de pilotos y tripulaciones.

Dos años después, pasamos a ser la Fuerza Aérea Colombiana: época que abrió un ciclo de modernización, ingenio y profesionalización. Los helicópteros y aviones a reacción empezaron a surcar el cielo nacional; les sucedieron la era del jet, adelantos técnicos, logísticos y organizacionales. Devenir trepidante que proyectó nuestras capacidades hacia el espacio.

La ley 2302 de 2023, se convirtió en un nuevo punto de partida para esta institución, la Fuerza Aeroespacial Colombiana: denominación que traza una nueva frontera para el país. La seguridad, la protección del medio ambiente, así como otros tantos campos vitales para el progreso se nutren de este noble empeño.

Elevarnos al azul profundo, es un camino que emprendimos años atrás, construyendo infraestructura, forjando alianzas, innovando e investigando. Fortalezas que se han impulsado gracias al ímpetu que nos brinda nuestro capital humano: el verdadero corazón de la Fuerza.

El programa FACSAT, el Centro de Operaciones Espaciales, SpoC, la misión de astronautas análogos, el ejercer la Secretaria de la Comisión Colombiana del Espacio, alianzas público-privadas, entre otras tantas iniciativas que siguen avanzando, responden al destino que nos trazamos.

Nuestra estrategia para el desarrollo aéreo y espacial a 2042 establece un derrotero claro para ello. Una hoja de ruta que se vincula al fortalecimiento de una serie de capacidades transversales a la reindustrialización dirigida desde el Estado. Desde el espacio, podemos dar un empuje renovado a la economía colombiana, apoyar la planeación y ejecución de la política pública, administrar el riesgo ambiental, proteger los ecosistemas más sensibles, consolidar la seguridad, promover la educación al más alto nivel, crear e innovar. Sin duda, el poder aeroespacial nos permite soñar con grandeza.

Si miramos al pasado, encontramos instantes que ya declaraban el destino de nuestra Fuerza en horizontes desconocidos hasta entonces para los colombianos. Inspiración que va en el rumbo de la tecnología y los avances de la ciencia.

Un episodio llamativo de ello se dio en 1966, cuando recibimos en Bogotá a Neil Armstrong, quien recibió la designación de piloto honorario de la FAC en ese año, y a una distinguida delegación de la NASA que, para ese momento, adelantaba el programa tripulado Gemini, precursor de las misiones Apolo. Tres años después, en 1969, Estados Unidos llegó a la luna y de nuevo, le dimos la bienvenida a Neil Armstrong; visita que realizó junto a Michael Collins y Edwin Aldrin. Todos, fueron condecorados con la Cruz al Mérito Aeronáutico; Collins y Aldrin, igualmente, recibieron el título de pilotos honorarios.

Claramente, el progreso de nuestra Institución está pleno de victorias que señalan un rumbo cada vez más alto y ambicioso. Vectores que nos han marcado una senda navegada por pioneros, Excomandantes, Oficiales, Suboficiales y funcionarios civiles. Todos, han contribuido a establecer el rumbo que seguimos construyendo, dándole continuidad e ímpetu; pero también, inspirando, formando y educando a quienes han de asumirlo en el mañana: nuestros cadetes y alumnos, jóvenes compatriotas que se convertirán en los líderes de la Fuerza Aeroespacial Colombiana.

Es esta suma de voluntades históricas, institucionales y humanas, la que nos permite elevar nuestra voz al unísono para decir con orgullo: ¡Así se va a las estrellas! ¡Ad Astra!

General Luis Carlos Córdoba Avendaño

Comandante Fuerza Aeroespacial Colombiana

Contenido destacado de la Revista Aeronáutica Fuerza Aeroespacial Colombiana

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Nuestra misión es volar, entrenar y combatir para vencer y dominar el espacio y el ciberespacio, en defensa de la soberanía, la independencia, la integridad territorial, el orden constitucional y contribuir a los fines del estado.

¡Así se va a las estrellas!

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