Con disciplina y vocación, ibaguereño se prepara para ser piloto de helicóptero
En la región que lo vio nacer, el Alférez Juan Andrés Suárez, un joven tolimense está cumpliendo su sueño de convertirse en piloto de helicóptero en la Escuela Intrnacional de Helicopteros para las Fuerzas Armadas ubicada en el Comando Aéreo de Combate No.4 en Melgar, Tolima; con disciplina, esfuerzo y una vocación inquebrantable, ha logrado superar los desafíos de un exigente entrenamiento que lo acerca cada día más a su meta, servir a Colombia desde el aire.
Desde su infancia, su pasión por la aviación fue evidente, nunca imaginó otra profesión y, con el tiempo, su interés se enfocó en los helicópteros. Su determinación lo llevó a ingresar a la Fuerza Aeroespacial Colombiana, convencido de que la clave para alcanzar su meta era el esfuerzo y la disciplina, inspirado por el ejemplo de sus padres, quienes siempre se esforzaron por brindarles un futuro mejor a él y a sus hermanos, y fue allí, en el seno del hogar, donde adoptó valores fundamentales como la perseverancia, el honor y la responsabilidad, esenciales en su proceso de formación militar.
Decidir especializarse en helicópteros no fue una elección fácil, tras completar su curso de piloto primario en ala fija, optó por el desafío al escoger aeronaves de ala rotatoria, “sabía que podría ser más complicado, pero me considero un militar de retos y los retos se asumen con toda la disposición”, señala. Su adaptación al curso ha sido exigente, enfrentando largas horas de estudio y la responsabilidad de planear cada misión, sin embargo, con el apoyo de su instructor y el trabajo constante, logró superar cada obstáculo, experimentando la gratificación de volar solo por primera vez.
El momento más emocionante de su entrenamiento ha sido ver los frutos de su esfuerzo reflejados en un aterrizaje exitoso o en una maniobra bien ejecutada, su formación le ha enseñado que un piloto de helicóptero debe poseer habilidades técnicas y motrices, conocimientos aeronáuticos, capacidad de toma de decisiones, comunicación efectiva y resistencia física y mental para operar esta exigente aeronave.
Su primera misión como piloto, espera que sea una operación que brinde un servicio significativo a la comunidad, para él, la posibilidad de servir a Colombia desde el aire es un honor, más aún al ser el primer oficial militar de su familia, “es motivo de orgullo para cualquier ciudadano poder prestar un servicio a su patria”, expresa con orgullo.
A los jóvenes tolimenses que sueñan con un camino similar, les deja un mensaje de inspiración, “hay que luchar por los sueños, pertenecer a la Fuerza Aeroespacial Colombiana es algo que la mayoría de los jóvenes vemos en algún momento inalcanzable, pero con perseverancia y disciplina, la Fuerza tiene un lugar para nosotros y así podremos servir a nuestra nación”.