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Disciplina y constancia: ingredientes para el éxito

A todos de pequeños nos inculcan a soñar, a pensar en el futuro, a descubrir nuestro camino, muchas personas se proponen cumplir metas a pesar de sus diversas adversidades, siendo conscientes de que las posibilidades de cumplirlas son como bendiciones que un ser superior brinda al que quiere.

Afortunado y bendecido, es así como se siente Jhon Alexander López, quien a sus 30 años recuerda su pasado como un peldaño que lo llevó a donde hoy se encuentra. Actualmente está felizmente casado, espera su primer hijo, cuenta con la felicidad de estar cumpliendo con su vocación de ser militar de la Fuerza Aérea Colombiana desde su trabajo en el Comando Aéreo de Transporte Militar, CATAM, como especialista en programas de instrucción de vuelo; en conclusión, es un oficial con un futuro prometedor.

Pero no siempre fue así; nacido en Sonsón, Antioquia, de una familia muy humilde, es el menor de 8 hermanos, de madre soltera, descubrió a muy temprana edad lo que eran las limitaciones económicas, situación que nunca lo coartó, sino que por el contrario fue el motor que lo ayudó a salir adelante.

A la edad de 10 años, siendo apenas un niño, empezó a trabajar para ayudar con los gastos de su hogar. “Trabajé en talleres de mecánica, construcción y hasta en el cementerio del pueblo, cavando fosas para los difuntos”, dijo con una sonrisa grande.

A pesar de su situación económica, siempre fue un sobresaliente estudiante. Inteligente y persistente, consiguió estudiar gracias a una beca otorgada por sus excelentes calificaciones “las limitaciones que uno tiene en cierto momento las puede utilizar para hacer grandes cosas”, dijo Jhon Alexander.

Finalizando su bachillerato, en una clase de informática, mientras navegaba por la red, descubrió la Fuerza Aérea Colombiana y de inmediato empezó a soñar. Le llamo la atención su misión abnegada y la importancia de sus acciones en pro de la comunidad, pero sobre todo se empezó a preguntar ¿Cómo sería volar y surcar los cielos?

Habló con su madre acerca de la Institución Aérea y de cómo él había descubierto que existía una Escuela de Oficiales en donde se ofrecían distintas carreras profesionales; estaba emocionado, pero de inmediato encontró su primer obstáculo, no contaban con los recursos suficientes para realizar ese tipo de estudios. “Siempre he sido obstinado, por lo que decidí estudiar más a fondo todas mis posibilidades, y descubrí que se podía realizar el servicio militar en la Fuerza Aérea”

Apenas se graduó, tomó la decisión de servir a su país, por ello inició su servicio militar en el 2008 llegando al Comando Aéreo de Combate No. 1 (CACOM1) en Puerto Salgar (Cundinamarca).
“Como soldado aprendí lo que era sentir cansancio, a cargar un fusil, a entender lo que significaba la disciplina, pero sobre todo a valorar el abrazo de una madre, de un hermano y un plato de comida caliente” dijo seriamente.

La experiencia que tuvo lo impulsó a sobresalir, “seguía pensando que había nacido para grandes cosas en la vida”. Es así como destacándose durante los 18 meses, lo condecoraron como el mejor soldado y gracias a esto la Fuerza Aérea le dio la posibilidad de estudiar becado la carrera que escogiera.

Es así como en el 2010 ingresa como integrante del curso 86 a la Escuela Militar de Aviación “Marco Fidel Suárez”, EMAVI, para estudiar la carrera de Ingeniería Informática pero además perteneciendo al cuerpo de vuelo, cumpliendo su sueño de poder surcar los cielos. “Fue una experiencia totalmente maravillosa… en mi historia siempre ha estado implícito el ánimo de superación” dijo con orgullo.

Durante los cuatro años de su carrera, siguió esforzándose para tener excelentes notas y sobresalir sobre sus compañeros, graduándose así en diciembre de 2013, sorprendiendo a todos los que lo habían conocido.
Luego de graduarse, ha estado en diferentes Bases Aéreas como lo son: el Comando Aéreo de Combate No. 7 (CACOM7) en Cali; el Comando Aéreo de Combate No. 4 (CACOM4) en Melgar; el Comando Aéreo de Combate No. 1 (CACOM1) en Puerto Salgar; el Grupo Aéreo Del Oriente (GAORI) en Marandúa y actualmente sirve a la Fuerza desde el Comando Aéreo de Transporte Militar (CATAM) en Bogotá. Gracias a la Fuerza Aérea ha podido realizar estudios en el extranjero, ha tenido la posibilidad de volar desde helicópteros hasta aeronaves de ala fija. “Me siento totalmente agradecido con esta Institución que creyó en mí, en mis capacidades y que me ha permitido realizarme como persona y profesional” dijo con alegría al recordar todo lo que ha tenido que superar, demostrando una vez más que los sueños con esfuerzo se cumplen.

Hoy en día, se siente bendecido por todas oportunidades que se le han presentado, por haber cumplido su sueño de volar y porque ahora puede retribuirle a su madre, la mujer que él más admira y aprecia, lo que en su momento ella le brindó Agradece diariamente a Dios por formar parte de la Institución Aérea. “Pienso que cuando uno quiere lograr algo, lo puede conseguir sin importar las dificultades. Solo hace falta querer salir adelante y demostrar compromiso con uno mismo” finaliza su relato, no sin antes recordar que se encuentra feliz y orgulloso de su trabajo, de los obstáculos que ha superado y de haber llegado donde está.

Autor
Comunicaciones Estratégicas CATAM

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