Dos países, una escuela y su sueño
Siendo apenas un niño y el mayor de cinco hermanos, Cristofer Daury Montilla Pimentel, ya observaba con admiración la elegancia y mística de los cadetes de la Academia Militar “Batalla de las Carreras” del Ejército de la República Dominicana que participaban en el desfile militar que se realiza cada año en conmemoración a la Batalla 19 de Marzo por el conflicto que alguna vez este país sostuvo con Haití.
El campo y su familia fueron la base fundamental, pero Santo Domingo, la capital de República Dominicana ubicada a tan sólo tres horas de su casa en Azua de Compostela se convirtió en el lugar que dio paso a la construcción de un sueño que con tan sólo 16 años ya empezaba a germinar.
En el 2010, sus deseos de formar parte del Ejército se hicieron cada vez más fuertes, aunque los temores y el miedo de ir a la capital también lo acechaban. Sin embargo, decidió creer en él, en sus capacidades y convertir ese sueño en un reto personal.
Aunque su madre inicialmente no lo apoyaba, por miedo a perder su hijo; su padre, no dudó en lo mucho que podría lograr y decidió acompañarlo en la búsqueda de su sueño. Así fue como lo envió solo a la capital para iniciar con un proceso que cambiaría por completo su vida.
Cristofer, ingenuo, inexperto y temeroso de la capital tenía una primera entrevista para iniciar su incorporación al Ejército de República Dominicana, ERD, pero ese día llegó tarde a su cita lo que le generó una frustración muy grande, dejándolo fuera del proceso.
Tuvo que esperar nueve meses para volver a intentarlo, sin perder la motivación, ocupó ese tiempo desarrollando diferentes trabajos en la capital e incluso como bachiller, decidió prestar un servicio militar voluntario todos los sábados.
Durante sus tres meses de servicio, este joven proveniente del campo, pero con grandes motivos para salir adelante, se destacó por su disciplina, méritos que lo llevaron a graduarse con honores. Allí conoció al General de la Brigada, Director del Voluntariado, en ese entonces y hoy Ministro de Defensa Teniente General Rubén Darío Paulino Sem, quien conocía el desempeño de Cristofer en su servicio y quién lo motivó aún más para formar parte de las filas del ERD.
El voluntariado fue lo que realmente le abrió paso a su carrera militar, ya con más conocimiento y un poco de experiencia, inició su incorporación al Ejército, logrando ser seleccionado entre los cientos de jóvenes que aspiraban pasar. Gracias a sus calificaciones, y desempeño, Cristofer cumplió su sueño, pero no contento con eso, cada día sentía que tenía que superarse más y lograr destacarse en su curso y en su carrera militar. Siempre buscaba la manera de ser el mejor, cada día se imponía más y más retos. Su optimismo llegaba cargado de bendiciones y más metas por cumplir.
Sin pensarlo y estando en su cuarto año de curso, fue becado dentro de la academia, entre los 45 estudiantes para adelantar en Colombia, una vez se graduara, específicamente en la Escuela de Helicópteros para las Fuerzas Armadas, el curso de “Piloto Básico”, situación que lo conmovió profundamente porque siempre imaginó llegar lejos, pero nunca se había imaginado salir de su país.
Fue el único momento en el que sintió muchas dudas, dudas que trataron de desviar sus objetivos y que nuevamente desafiaban sus capacidades. En esos instantes su esposa estaba en los últimos meses de embarazo, creía que era el momento menos indicado para irse y dejarla; pensó decir no muchas veces y contemplar la posibilidad de renunciar al curso en Colombia.
Después se detuvo a analizar todo lo que se podía venir si aprovechaba esta oportunidad, aun sabiendo que pocos eran los elegidos. Sintió como nuevamente Dios lo bendecía no sólo con lo que ya tenía, su familia, su esposa y una hija que venía en camino; sino también con el hecho de representar un país y formarse como piloto militar en la única Escuela de Helicópteros en Latinoamérica, conocida en su país como la mejor, con los más altos estándares de calidad, con instructores experimentados y muy profesionales, que ha formado a lo largo de 65 años, más de 7.200 alumnos provenientes de países como, Perú, Panamá Uruguay, Guatemala, Costa Rica, Honduras, El Salvador, Chile, México, Paraguay, República Dominicana
Llegó la hora de partir, y después de pasar por muchas dificultades, horas de estudio y jornadas de entrenamiento físico muy intensas, lo más duro que le dio fue tener que dejar a su bebé con tan sólo siete días de nacida, Nashly Victoria Montilla Jiménez se convirtió en la luz de los ojos de Cristofer y los latidos de su corazón serán lo que le daría fuerza a este joven dominicano para salir adelante.
Aunque no podría disfrutar de su presencia, ni verla crecer, ni escucharla reír; este joven militar perteneciente al Escuadrón de Caballería Aérea del Ejército República Dominicana, se empoderó de valor para cumplir con su nuevo reto, llegando a Colombia cargado de expectativas, pero orgulloso de todo lo que ya era y había logrado.
La concentración, la disciplina, el estudio, la consagración y el sacrificio fueron los pilares que adoptó Cristofer una vez inició esta nueva etapa cuya duración es de ocho meses de los cuales ya lleva dos, haciendo parte del curso N° 64 de Piloto Básico de Helicópteros, uno de los cursos con mayor cantidad de alumnos extranjeros provenientes de Costa Rica, El Salvador, Honduras, Perú, República Dominicana y Colombia.
“Como todas las metas que me propongo, esta no será inalcanzable, será una más que la vida me pone para continuar superándome a mí mismo” 2do Tte, Montilla Pimentel, Cristofer Daury, ERD.
El 2do Tte Montilla, ahora es un militar con carácter que desafió todos sus miedos y se retó a sí mismo para cumplir sus sueños, ahora lucha cada día por la vida y bienestar de quien lo motiva e inspira a seguir siendo el mejor. Orgulloso cuenta los días para volver a su país de origen, como Piloto de ala Rotatoria, listo y entrenado para surcar el cielo y desplegar sus alas volando “ángeles de mental” que llevarán ayudas a quienes más lo necesiten y defenderán la soberanía del territorio nacional