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La desolación que deja el fuego en Salamanca

En grupos de 10, los miembros del cuerpo bomberil de Ciénaga atienden la emergencia en el parque natural.
Desde hace cuatro meses, por jornadas, los 42 miembros del cuerpo de bomberos del municipio de Ciénaga han atendido más de 30 incendios en el área del parque Isla Salamanca, evitando la quema en más de 37 hectáreas afectadas se extienda al resto de la reserva natural, que cuenta con 10 mil hectáreas en total.
Al mando de la capitana Lourdes Peña, este cuerpo bomberil coordina las acciones para extinguir las llamas en la reserva natural. Un corto paréntesis en el día es, para la capitana Peña, el descanso tras las maratónicas jornadas de trabajo.

Todo es trabajo y casi nada es descanso, dice. Las acciones comienzan a primera hora y terminan cuando el sol se ha perdido en el firmamento. Sin embargo, la capitana Peña siempre tiene una sonrisa en el rostro y una fuerza interior que la mantiene en pie. “Siempre he trabajado por la comunidad y es lo que más me gusta hacer”, dice esta mujer que desde hace 16 años integra “la hermandad más grande del planeta”.

Esta abogada de profesión considera que los obstáculos no existen a la hora de ayudar al prójimo. “Una vida sin servir no tiene ningún tipo de sentido”.

Al poco tiempo de terminar esas palabras, un helicóptero de la Fuerza Aérea aterriza para recogerla junto a un grupo de bomberos voluntarios que tiene la misión de guiar. En el aire, aprisionados todos, observan con preocupación una gran línea negra que va a lo largo. Hasta hace poco, todo ello era un verde pastizal lleno de animales silvestres.

“Es muy duro observar las iguanas, hicoteas, micos, babillas, zorrillos calcinados. Esas son nuestras especies. Es nuestra fauna que se nos está acabando”, dice lamentándose la capitana al señalar la tierra calcinada por la incesante brasa.

Tras el aviso de un oficial de la FAC, los ocupantes con el equipo de emergencia al hombro, se dirigen hacia un punto ubicado a poco más de 50 metros del descenso. “Es mangle lo que se quema allí”, señala Peña, quien dirige la acción para sofocar las llamas.

Tras el rocío de agua y un ‘palazo’ de arena, se oye una pregunta suelta: “¿Cómo se recuperará todo esto?”. Arcadio, uno de los guardabosques asignados a las tareas responde inmediatamente: hasta 25 años.

Las caras largas se posan en el grupo de bomberos, pero no hay tiempo de lamentaciones: hay otros focos cercanos que deben ser apagados. “Y hasta que no estén extinguidos no descansaremos. El deber de un bombero nunca termina” reafirma como un salmo la capitana, quien está pendiente, vía radio, de algún suceso en su municipio.

“UN BUEN TRABAJO”.

Desde la distancia de la base de operación, en la subestación de Policía de Palermo, Patricia Saldaña, directora del Parque Isla Salamanca, no puede sino estar agradecida con el trabajo de los bomberos.

“Ha sido una labor bastante dispendiosa, que infortunadamente ante la ciudadanía no se nota y no se valora lo suficiente. El traer cuerpos de bomberos de seis municipios, coordinar las acciones y manejar la comunicación ha sido todo un trabajo importante que ha liderado la capitana Lourdes” asevera la funcionaria, que lleva 15 años vinculada a Parques Naturales de Colombia.

El trabajo de los bomberos cienagueros también lo reconocen los mismos habitantes de su población.

“Me parece muy bueno porque siempre están cuando se les necesita”, dice Fabio Villegas, un vendedor de frutas oriundo de Antioquia y que desde hace seis vive en Ciénaga.

Para Brayan Montaño, mototaxista y también habitante de ese municipio, la labor del cuerpo bomberil “es muy buena porque cuando hay novedades siempre están atentos (…) he sido testigo de su trabajo” dice.

Y si toca apagar un incendio en Salamanca y otro en algún barrio del municipio –dice la capitana Peña- les toca multiplicarse para reaccionar en tan poco tiempo y con pocos implementos.

“Tenemos dificultades con algunas herramientas como rastrillos, azadones, machetes, bombas de espaldas o mangueras. Por la celeridad no se recuperan todas enseguida, pero tratamos de ingeniárnosla y utilizamos herramientas hechizas”, recalca Peña, quien considera como un logro haber conseguido en 2001 la aplicación de una sobretasa bomberil que permite pagar los sueldos y prestaciones de algunos bomberos, el riesgo laboral de quienes son voluntarios y el sostenimiento de la infraestructura de la estación.

“Sin embargo la sobretasa es ínfima para todo lo que realmente representa el equipamiento operativo y nos vemos en serios aprietos”, afirma la capitana.

EL HERALDO intentó entablar comunicación con el alcalde municipal de Ciénaga, Luis Tete Samper, pero no se obtuvo respuesta ante los llamados telefónicos.
www.elheraldo.co

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