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Médico militar en tiempos de pandemia, un desafío para salvar vidas

"Al final no es la situación difícil lo que nos marca, lo que deja huellas imborrables, es lo que hacemos para superarla”, ST Rocío Díaz, médico militar FAC.

Enfrentar el estado de emergencia declarada por el Gobierno Nacional a causa de la pandemia por Covid-19, ha sido un reto al que cada hombre y mujer que hace parte de su Fuerza Aérea Colombiana, ha asumido con entereza y disciplina para cumplir con la Operación “San Roque”, una misión en la que sin precedentes, a través de sus aviones e implementando todas sus capacidades humanas, aéreas y tecnológicas, su Fuerza Aérea ha tejido un puente humanitario para llegar a las regiones más afectadas y alejadas del país con el único objetivo de ayudar a los colombianos.

Unas de las especialidades de su Fuerza Aérea Colombiana que ha cumplido un papel importante en este momento coyuntural para el país ha sido el de la salud; médicos, enfermeras y demás personal militar de salud asistencial y administrativo que, por medio de su trabajo humanitario direccionado por la Jefatura de Salud, han logrado salvar vidas, en medio de una situación que ha puesto a prueba a este sector a nivel mundial.

Ante la emergencia sanitaria, el personal de la salud de su Fuerza Aérea Colombiana, pasó de ser un servicio de apoyo, a convertirse en la primera línea de defensa en el campo de batalla para librar una lucha contra el nuevo coronavirus, recayendo sobre sus hombros la responsabilidad de salvar vidas.

Sin duda alguna, el compromiso con los colombianos, ha sido el pilar fundamental para que el personal de salud de su Fuerza Aérea se preparara con responsabilidad para enfrentar cada uno de los retos que vinieron consigo al desconocido virus. Crear un plan de acción para la emergencia sanitaria, e instruir al personal de cada unidad en referencia a la bioseguridad, adaptar la prestación de los servicios de salud a la emergencia y administrar los recursos asignados, han sido unos de los desafíos a los que se han tenido que enfrentar.

En las zonas más alejadas del territorio nacional, como es la Amazonía, la preparación y el reto para el personal de salud fue aún mayor, para la Subteniente Rocío del Pilar Díaz Cristancho, Médico Militar y jefe del Establecimiento de Sanidad Militar (ESM) del Grupo Aéreo del Amazonas (GAAMA), han sido muchos los desafíos los que ha tenido que afrontar tales como, escases de personal, equipos médicos, la falta de adecuación de infraestructura para la atención crítica de pacientes y las interminables horas de usar trajes y elementos de bioseguridad básicos indispensables para trabajar.

“Uno de los retos que nos ha tocado de enfrentar como médicos militares, ha sido cumplir el plan de acción anual y contribuir sin descanso a la contingencia, esto requería más horas de trabajo con el que se lograra el mantenimiento del pie de fuerza del Grupo Aéreo del Amazonas y de los demás beneficiarios del Establecimiento de Sanidad Militar. Quizás lo más complicado fue adaptar el quehacer diario a nivel estratégico y táctico” manifestó la Subteniente Díaz.

Al encontrarse en una situación desconocida para el mundo, como cualquier médico sintió frustración e incertidumbre, pero con valentía, valor, compromiso y responsabilidad se levantó cada mañana para continuar contribuyendo a la misión Institucional. Hoy con el corazón inflado de orgullo, recuerda uno de esos episodios que dejaron una huella imborrable en su vida.

“La primera vez que tuve que ponerme un traje TYVEK y demás elementos de protección personal para tratar a un paciente COVID-19 que debía ser llevado en ambulancia al Hospital San Rafael de Leticia, sentí pánico, tuve un dolor de cabeza insoportable, me deshidraté, ese día no me había alimentado adecuadamente y casi pierdo el estado de conciencia en la ambulancia, sin embargo, el sentido de mi misión hizo que dominara los síntomas que tenía y continuara mi trabajo. Ese día, al finalizar mi labor tenía marcas en mi rostro de los elementos de protección personal, aún tenía dolor de cabeza, había visualizado de primera mano la situación precaria en la cual se encontraba el Hospital San Rafael de Leticia y no pude evitar emocionarme y pedir a Dios por la población de Leticia, por mis usuarios, por mi equipo de trabajo y por mí misma. Ese día me prometí que trabajaría sin descanso para aportar a que todo saliera bien”.

Sin embargo, en medio de la nostalgia, también reconoce los que ella humildemente considera como “pequeños logros”, esos pasos con los que como Institución se ha logrado concientizar a través de pedagogía médica, los peligros de este virus que atenta contra la vida de los seres humanos, la adaptación protocolos de bioseguridad y creación de herramientas de protección, como la AerosolBox y tapabocas que han permitido prevenir la propagación masiva del nuevo coronavirus dentro de las unidades aéreas, la rápida acción para la toma de muestras y reconocimiento de cercos epidemiológicos, y por supuesto lo más importante, la atención a pacientes durante los vuelos aeromédicos y centros de salud.

“Gracias al trabajo articulado de todo el personal de su Fuerza Aérea Colombiana evolucionamos y nos adaptamos a la adversidad para continuar con la misión institucional. Nos enfrentamos a situaciones difíciles, nos frustramos, pero ese compromiso inmarcesible que nos une a los colombianos nos permite levantamos para continuar las operaciones aéreas para llevar en nuestras aeronaves esperanza a muchos rincones del país a través del Plan San Roque”.

La médico militar, confiesa que todo este largo proceso, le ha dado un valor especial a la vida y a su trabajo, pues le ha permitido crecer y construir una mejor versión de esa persona, profesional y miliar, que decidió un día portar el uniforme de su Fuerza Aérea para servir a cada colombiano.

“No soy la misma persona que era hace 9 meses, al final no es la situación difícil lo que nos marca, lo que deja huellas imborrables, es lo que hacemos para superarla. La estrategia radica en lograr una articulación con el equipo de trabajo, poner en acción los conocimientos, enfrentar con determinación los temores y seguir dando lo mejor de cada uno siempre”.

Finalmente, la Oficial afirma que, “todo es un proceso de aprendizaje, así que, con paciencia y trabajo constante, todo se fue ajustando y se fue resolviendo poquito a poco. Hoy en día aún seguimos aprendiendo del virus y queda mucho por aprender y mientras esto sucede debemos siempre extremar las medidas ya establecidas, como el lavado de manos, el distanciamiento social y el uso obligatorio del tapabocas”.

Así, con el compromiso guiando cada paso, los médicos, enfermeras y demás personal asistencial y administrativo de la especialidad de salud de su Fuerza Aérea seguirá trabajando para superar cada obstáculo y cada reto hasta combatir este enemigo invisible, el Covid-19.

Así se va a las Estrellas.

Autor
Comunicaciones Estratégicas GAAMA

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