Soldado indígena al servicio del país desde las filas de la Fuerza Aérea
A sus 20 años, el soldado Hamilton Matapí, hizo su sueño realidad, pues de pequeño anhelaba con ansias pertenecer a su gloriosa Fuerza Aérea Colombiana. Siempre quiso ponerse el camuflado; un día logró verlo de cerca, en una tarde que recuerda con gran emoción, cuando se encontraba haciendo deporte frente a las instalaciones del Grupo Aéreo del Amazonas (GAAMA), y observó al personal militar de la guardia portándolo, desde ese entonces, “prometió que él tendría que usar el uniforme algún día y pertenecer a la Fuerza Aérea”.
Su familia y amigos consideraban que esto era un gran reto, un sueño inalcanzable, pero para Matapí era solo un propósito de vida y una meta más que debía cumplir, sobre lo cual afirma con gran certeza que para él “nada es imposible, le gustan los retos, las cosas difíciles, aquello que le digan que él no logrará hacer”.
Hamilton nació en el corregimiento de Mirití Paraná del Amazonas, en la comunidad de etnia Matapí, en donde ha vivido toda su vida, de la cual recuerda con felicidad aquellos momentos de infancia en los cuales le inculcaron sus tradiciones ancestrales, aprendió prácticas culturales; como cuentos nativos, leyendas, a cazar animales, recolectar alimentos, pescar y a realizar bailes típicos. Lo cual pasó a un segundo plano, pues su vida tuvo un cambio, ahora sus hábitos son los de un soldado ejemplar, levantarse temprano, portar armamento, entonar himnos e inclusive cambiar sus bailes por aprender a marchar. Ante esto, Hamilton desde su primer día como militar ha demostrado tener el valor, el honor y el compromiso que identifica al personal de la FAC.
Entrenar el cuerpo, el espíritu y la mente, lema que ha quedado impregnado en los pensamientos del joven soldado, que le han inculcado en su vida militar y que afirma es lo más importante para él, pues se necesita tener un buen estado físico, tener a Dios en el corazón y conocimiento para ser una persona íntegra “digna de pertenecer y representar a una institución tan impecable”.
Antes de comenzar su vida como soldado, Matapí se dedicaba a practicar artes marciales como el taekwondo, según él “las personas de su entorno le decían que era un deporte difícil de aprender, por lo cual, lo convirtió en un reto” que finalmente logró cumplir, dado a que entrenó por varios años, donde participó en diferentes torneos ganando medallas, quedando como campeón, en primer puesto de la categoría de cinturón blanco y excelente deportista. Pues realizaba ejercicio cuatro horas al día como muestra de disciplina y ejemplo de superación personal. Es importante agregar que Hamilton también es docente de Educación Básica Primaria, a los 16 años de edad logró culminar su educación media y dar inició a sus estudios como Normalista Superior, en aras de formarse académicamente y laborar mientras esperaba la oportunidad adecuada para prestar el servicio militar.
Matapí a sus 20 años ha logrado demostrar y reafirmar que “cuando se quiere se puede”, pues el joven decidió cambiar su maloca (casa comunal de la Amazonia) por un alojamiento militar que debe compartir con más soldados oriundos de diferentes regiones del país y aprender a convivir con culturas diferentes a la suya. Hoy Hamilton hace parte del personal de soldados del Grupo Aéreo del Amazonas, siendo el único indígena de la etnia Matapí del escuadrón, que ha dejado su comunidad en alto, ha forjado sus valores y virtudes, ya que realiza un trabajo honorable sobre el cual con mucha seguridad declara firmemente “no temerle al enemigo, sabe muy bien cuál es su labor dentro de la Unidad”.
El único hombre de cinco hijos que se ha encargado de cuidar a sus cuatro hermanas y a sus padres, hoy en día se encarga de proteger una Unidad Militar, Hamilton asevera que la labor que realizan los hombres y mujeres de su Fuerza Aérea Colombiana es muy importante dado que ayudan a las personas de poblaciones vulnerables, de zonas no municipalizadas como Tarapacá, La Chorrera, La Pedrera o comunidades de difícil acceso por su ubicación geográfica.
Con un gran suspiro el soldado expresa que “su comunidad se siente orgullosa de que él como indígena Matapí haga parte de esos pocos, que tienen la oportunidad de ingresar a tan selectiva institución militar”. Pues, Hamilton anhela con ansias culminar su etapa como soldado para incorporarse como oficial de su Fuerza Aérea.
“A los jóvenes que quieran prestar el servicio con la Fuerza Aérea Colombiana deben proponérselo como una meta, el sueño de ser parte de una Unidad Aérea sí lo pueden cumplir, ¿Por qué resignarnos a los sueños si podemos esforzarnos para alcanzarlos?”. Hamilton espera que más hombres de su comunidad, de una zona tan apartada digan con honor y orgullo: “Mari, Ke Rinaka Iwiji Ejo” (Así se va a las Estrellas en lengua Yukuna).