Un Padre con altura
Un gran porcentaje de los hombres que integran las filas de su Fuerza Aérea Colombiana, han tomado la decisión de formar una familia, esto los convierte no solo en héroes de la patria sino en los héroes de sus hijos, que vinieron a darles el título de papás.
De este selecto grupo hace parte el Capitán David Orlando Beltrán, un experimentado piloto con más de 3.000 horas de vuelo, comandante del helicóptero AH-60 Arpía del Comando Aéreo de Combate No. 5, ingresó a la Fuerza Aérea en el año 2004 para hacer realidad su sueño de ser piloto; hoy en día comparte con sus hijos ese sueño.
Otro de sus anhelos era ser papá, ahora es una hermosa realidad, tiene la fortuna de ser el padre de dos pequeños, Sara y Nicolás, de nueve y cuatro años respectivamente, lo describe como la mejor experiencia de su vida, dice haber conocido el amor a primera vista al tenerlos en sus brazos, por primera vez.
“Iniciar esta aventura no fue fácil, ser padre militar implica sacrificios, perderse la celebración de fechas especiales, cumpleaños y reuniones de colegio, pero a la vez es una invitación a reinventarse en el rol de padre, recuperando el tiempo y disfrutando los momentos con ellos, ingeniándose mecanismos para poder estar cerca aunque se esté lejos”.
Recuerda especialmente una misión que cumplía en enero de 2011 “Sarita tenía 6 meses, había sido bautizada hacia dos días, yo iba en un vuelo administrativo hacía Popayán y recibimos un disparo desde tierra que afectó la estructura de la aeronave, dando gracias a Dios que después de ese incidente salimos ilesos. Ese día entendí que ser padre es un privilegio y que debo aprovechar cada minuto junto a ellos”.
Ha tenido que separarse de sus hijos para cumplir con misiones de orden público y comisiones al exterior que lo han convertido en un oficial con un alto estándar de formación, aprendiendo a ser papá por FaceTime, a hacer tareas por videollamada, pero siempre buscando permanecer unidos a pesar de la distancia, esa es la manera que ha encontrado para que los lazos de amor se fortalezcan.
Ante la situación actual y los cambios generados a raíz de la pandemia, el oficial ha asumido su paternidad en condiciones diferentes, lo ha visto como una oportunidad para participar activamente en la educación de sus hijos, un reto que también le permite entregar un poco del tiempo que ha estado por fuera de casa, cumpliendo con su deber.
“La familia es primero y la familia es todo, en los momentos difíciles uno no entiende el propósito de los sacrificios que ha hecho, pero luego se da cuenta que los hace por la familia. Mis hijos son una combinación de amor y locura, Sara fue mi primer amor y Nicolás llegó a ser el complemento de locura y felicidad en la familia”, expresó el Capitán mirando a sus dos razones para seguir dándolo todo, apostándole a un mejor país.
Describe ser padre como la materialización del amor que se cree abstracto, que no tiene forma, la magia de encontrar respuestas donde no las hay, sin un manual que diga cómo hacerlo mejor, es un hombre fiel y creyente en Dios, siente que es Él quien le va mostrando que hacer en cada momento ante diversas situaciones.
El oficial quiso dejar un mensaje para los futuros padres militares: “Fundamenten todo su actuar en el amor y aprendan a disfrutar de los momentos en familia que son los más importantes. Le doy gracias a mi padre por enseñarme y formarme como el hombre que soy hoy en día, para dejar un legado a mis hijos cimentado en los principios del amor por la familia”.