Caía la tarde del viernes 9 de junio, habían pasado 39 días de aquel accidente que tenía consternado a todo un país, las labores de búsqueda de los cuatro menores en la densa selva caqueteña no cesaban. Eran aproximadamente las 5:00 de la tarde, cuando el piloto comandante del helicóptero Huey II del Comando Aéreo de Combate No. 6, de su Fuerza Aérea Colombiana,
recibió una llamada que lo alertó, su tripulación debía proceder a la aeronave, una vez allí, realizar alistamiento del equipo de grúa para la extracción de un personal, sin tener más detalles.

Suboficiales pertenecientes a la especialidad de Mantenimiento Aeronáutico, culminaron exitosamente el proceso formativo que les permitirá desempeñarse como Técnicos Tripulantes de Vuelo, a través de los conocimientos adquiridos fortalecerán misiones humanitarias.

En solemne ceremonia, realizada en el Comando Aéreo de Combate No.1 se dio clausura al curso de Capacidades de Protección Electromagnética y al Curso de Transición Oficial Controlador de Armas, con los que se potencializan las capacidades de la especialidad en Defensa Aérea con las que cuenta su Fuerza Aérea para el desarrollo de la misión Constitucional.

Alrededor de 12 niños y niñas de diferentes regiones del país, en condición oncológica, pertenecientes a la Fundación “Un Nuevo Amanecer” cumplieron el sueño de conocer las aeronaves de su Fuerza Aérea Colombiana, y compartir con los integrantes de la Base Aérea Marco Fidel Suárez, en Cali.

Luego de superar las fases teóricas y prácticas del Curso Básico de Helicóptero No.85, dieciocho Alféreces entre colombianos y panameños, lograron convertirse en pilotos militares, en la Escuela Internacional de Helicópteros para las Fuerzas Armadas EIHFA.

Como un ‘Pegaso blanco’ iluminando la oscura noche en medio de la selva, el helicóptero 'Ángel' FAC-4108 de su Fuerza Aérea Colombiana, realizó la operación de rescate que puso a salvo a los cuatro menores indígenas que milagrosamente sobrevivieron solos, durante 40 días en la selva.

El joven Jorge Luis Cardona Aguirre, de 19 años, oriundo de San Rafael Antioquia, juró bandera junto a otros 341 jóvenes que como él llegan a servir a la nación en su Fuerza Aérea Colombiana, con el firme propósito de convertirse en soldados del aire y así obtener la libreta militar con excelente conducta y por supuesto de primera categoría para mejorar su situación laboral y académica, aplicando a las diversas oportunidades que diferentes instituciones y entidades brindan a los hombres que prestan el Servicio Militar Obligatorio.