De la selva al mar: relato de los soldados heridos
Acompañamos el viaje de 69 soldados, heridos en combate, que conocieron el mar. Estas son las historias de tres de ellos.
Francisco Ramírez llevaba un año sin bailar. Su vida se detuvo tras perder una de las piernas en una mina antipersonal en Ituango-Antioquia. Francisco es soldado profesional. Tiene 26 años.
Este hombre es uno de los 69 soldados que este fin de semana conoció el mar, en una iniciativa del Comando Aéreo de Combate No. 5 de Rionegro, y que se realizó con el apoyo de la Fuerza Aérea Colombiana, de los empresarios y de los oficiales de la reserva.
El viaje que inició en Rionegro en un Boeing 737 se convirtió en una fiesta en el que la música y los chistes fueron los que acentuaron la espera. Todos compartían en ese momento el mismo anhelo que hasta ahora era tan solo un sueño. Y por eso a medida que el avión se aproximaba a su destino, los soldados se turnaban las dos pequeñas ventanas por donde buscaban el mar. Lo único que decían era lo evidente: "ahí está, ahí está" y tras cada palabra una sonrisa más.
En la playa se despojaron de las heridas y sin queja brincaron para lanzarse al mar. En la tarde, cuando la emoción primera había pasado, muchos, hasta yo, nos sentamos a ver el atardecer. Justo ahí, el soldado Ramírez se liberó de la pena y rompió la monotonía de 365 días sin bailar. Por eso, toma mi mano y baila como si la vida frente al mar volviera al pasado.
Por invitación de la Fuerza Aérea.
www.elcolombiano.com