El 'Angel' de la Fuerza Aérea que salva vidas en los Llanos
No importa si la persona herida es un soldado o un guerrillero. Si es un herido en combate o alguien atrapado en las aguas de un río. Para la tripulación del ‘Ángel’ la prioridad es salvar vidas y para eso están entrenados.
Son siete militares del Comando Aéreo de Combate número 2 (Cacom 2) de la Fuerza Aérea Colombiana (FAC), que paradójicamente le deben ver cada día la cara a la muerte para poder rescatar con vida a militares, guerrilleros, indígenas, niños, mujeres o adultos mayores que necesiten ayuda en los Llanos o en cualquier parte del país.
“Lo que nos importa es arrebatarle esa vida a la muerte, esa es nuestra mayor satisfacción”, dice el mayor Jim Rivera, piloto del ‘Ángel’.
El nombre de ‘Ángel’ lo lleva el helicóptero UH-60, equipado para operaciones aeromédicas de rescate, bautizado así por tropas del Ejército que en circunstancias de amenaza, en las que la vida colgaba de un hilo, veían en el horizonte la imagen de ese helicóptero que las iba a salvar.
Una operación como la que recuerda el teniente ‘Castor Rozo’ –seudónimo del rescatista de la FAC– ejecutada en Arauca para salvar la vida de un sargento mayor del Ejército, que acababa de caer en un campo minado y su pierna estaba destrozada.
“Ese día vi de cerca la muerte porque cuando estaba bajando de la grúa las tropas entraron en combate con la guerrilla y el ‘Ángel’ tuvo que salir. Tuve que pernoctar en el área, en medio de combates y en un campo minado. Al otro día regresó el helicóptero y le logramos salvar la vida al suboficial”, narra Rozo.
O la historia de una niña de tan solo 12 años que cayó en un campo minado en Lejanías y que corría alto riesgo de morir por la hemorragia. “Era una menor de 12 años, víctima de un artefacto, su miembro inferior izquierdo estaba muy mal, había riesgo de que perdiera toda la pierna. Con la rápida reacción le salvamos media pierna, fue un momento muy triste por ser una niña inocente que cayó en un conflicto que no le pertenece”, afirma Rozo.
El teniente René Pozo, otro de los rescatistas de la tripulación, dice que para la tripulación prima salvar una vida por encima de la familia. Para justificar su afirmación recuerda la historia de dos soldados heridos en Colombia (Huila), el 31 de diciembre del 2014.
“Fuimos en un primer intento en la tarde, pero las condiciones climáticas eran adversas. Regresamos frustrados porque sabíamos que íbamos a compartir ese día con la familia, pero que allá estaban dos soldados lejos de los suyos y en peligro de muerte. Al finalizar la tarde mejoró el clima, cambiamos de tripulación y regresamos por ellos. La operación terminó como a las 11:30 de la noche con un sentimiento de satisfacción”, cuenta Pozo.
‘Lo más difícil es rescatar cadáveres’
Para la tripulación del ‘Angel’ hay operaciones que no generan la tranquilidad de salvar una vida. Son misiones en las que van por cadáveres.
La más reciente sucedió muy reciente, en el cerro La Cuchilla, en la serranía de los Yariguíes (Santander), donde rescataron los cuerpos sin vida de tres pilotos que se estrellaron en dos avionetas.
“La Policía y la Defensa Civil nos dijeron que el acceso era imposible. Había vientos, lluvias, todas las condiciones adversas. Pero pueden más las ganas y el arrojo, pensar en el dolor de las familias angustiadas por no poder darles cristiana sepultura. Lo más difícil es rescatar cadáveres, por el golpe anímico, pero tranquiliza recibir las gracias de la familia”, narra Rozo.
El mayor Jim Rivera señala que son tantas las historias por contar que están escribiendo un libro al que ya le tienen nombre: ‘Memorias de un ‘Ángel’ de Acero’.