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El Niño acelera el deshielo de la Antártida

Investigadores de la primera expedición colombiana al Polo Sur explican cómo el deshielo de este continente afecta a países del trópico, y su relación con la sequía que vive el país.

Todos los océanos del mundo, en algún momento, llegan a ‘beber’ de las frías aguas de la Antártida. Expertos coinciden en afirmar que es en el Polo Sur donde las aguas cálidas se enfrían y se cargan de nutrientes. Luego, las corrientes heladas emprenden su ruta hacia el Pacífico tropical, la misma que toman las ballenas jorobadas para llegar a Colombia.

Esta dinámica de las aguas regula la temperatura del planeta y mantiene la riqueza biológica en los mares. Sin embargo, el pulmón glacial del Pacífico no está a salvo del calentamiento global. El fenómeno de El Niño que tantos estragos está causando en el país, también se ‘sumerge’ en sus aguas acelerando el deshielo y alterando el ciclo vital de los océanos. Las ballenas jorobadas no son la única conexión de Colombia con el Polo Sur, por ello investigadores colombianos estudian esta zona.

“La Antártida funciona como un regulador del clima global”, afirma Juan Camilo Restrepo, doctor en Ciencias del Mar y uno de los investigadores de la primera expedición colombiana a la Antártida. Restrepo explica que el movimiento de las corrientes de los océanos se denomina circulación termoalina y ocurre porque las aguas siempre tratan de balancearse. “Se mueven, por su temperatura y salinidad, de zonas frías hacia lugares donde hay temperaturas más cálidas, para mantener un equilibro en el sistema”, dice el investigador.

¿Qué es la Antártida?

El 80% del agua dulce del planeta se encuentra condensada en los milenarios glaciares del Polo Sur que se extienden en una superficie superior a los 13 millones de kilómetros cuadrados. “Cuando hablamos de la Antártida a veces ignoramos que es un continente, uno de los más grandes del mundo”, explica Restrepo, y agrega que por esta razón no podemos hablar de un proceso general en esta zona del planeta, porque hay lugares que tienen dinámicas particulares, como es el caso de la península antártica, el Estrecho de Gerlache.

“Esta zona presenta una de las mayores tasas de cambio en las coberturas de hielo, entre la estación de verano e invierno. Esto tiene serias connotaciones en la dinámica global”, explica el investigador de la Universidad del Norte.

El Polo sur y El Niño

“No solo lo que pasa aquí afecta la Antártida. Lo que pasa en esa zona también se refleja aquí”, comenta Restrepo. Dinámica global implica que, aunque parezca lejano a los ambientes tropicales y diversos del Ecuador, la Antártida está relacionada con los estragos de El Niño, tal como lo corroboran los recientes informes sobre la temperatura global.

El pasado 18 de noviembre, la Agencia Nacional de Océanos y Atmósfera de Estados Unidos (Noaa, por su sigla en inglés) anunció que octubre fue el mes más cálido del planeta, según el comparativo de los registros que se tienen desde 1880. Los datos señalan que la temperatura media global alcanzó en octubre los 15,9 grados centígrados (60,6 grados fahrenheit), lo que supera en 0,85 grados centígrados (1,53 grados fahrenheit) la temperatura media de la superficie marina registrada en el siglo XX. La Noaa destacó la influencia del fenómeno de El Niño en las condiciones climatológicas registradas.

Las masas de agua del Océano Glaciar Antártico, por sus bajas temperaturas y salinidad mínima, tienen la capacidad de disolver e incorporar los gases de efecto invernadero que en la atmósfera retienen la energía infrarroja y provocan calentamiento.

“Cuando el agua del Pacífico tropical se calienta, se produce un desbalance en el calor latente (cantidad de energía que el agua necesita para calentarse), que es lo que pasa en las fases de La Niña y El Niño. Ese calor latente va a la atmósfera y, como los sistemas naturales siempre tratan de balancearse, el exceso de energía en la atmósfera se transmite hacia las zonas polares, en este caso, a la Antártida”, explica Restrepo.

El fenómeno de El Niño es prioridad en la agenda del Gobierno, que busca sortear los estragos económicos, energéticos y alimentarios que se intensificaron desde el pasado octubre. La disminución en el caudal de los ríos, pérdidas agrícolas, incendios forestales, entre otras consecuencias del fenómeno, están conectados con la alteración del ciclo normal de la Antártida y también lo afectan en un proceso cíclico.

“Esto explica, en parte, los deshielos. Pero no solo eso; cuando se presentan los deshielos entra más agua dulce, con salinidad cero, al sistema. Estas masas de agua al incorporarse al océano varían la salinidad normal de las corrientes y, por ende, afecta corrientes marinas y todos sus beneficios”, asegura Restrepo.

Colombia investiga la Antártida

La primera expedición científica de Colombia a la Antártica estuvo integrada por investigadores y oficiales de la Fuerza Aérea Colombiana, la Universidad del Norte, Invemar, Cotecmar, la Comisión Colombiana del Océano, Autoridad Nacional de Acuicultura y Pesca, junto con un equipo del Centro de Investigaciones Oceanográficas e Hidrográficas del Caribe (CIOH).

“Colombia actualmente es un miembro no consultivo del Tratado Antártico (ente que regula las relaciones internacionales con respecto a la Antártida), no tiene ni voz ni voto, y esta fue una de las razones por las que se realizó la primera expedición científica, con el fin de convertirse en un país consultivo”, explica César Grisales, oceanógrafo del CIOH que hizo parte de la expedición.

La información recolectada por los investigadores en el Estrecho de Gerlache, durante el trabajo de campo que se realizó entre enero y febrero de este año, es insumo para diversos estudios entre los cuales se analiza la correlación de eventos del Pacífico tropical y la Antártica durante las temporadas del fenómeno de El Niño. También se está ejecutando un análisis de las corrientes marinas, muestras del fondo marino, seguimiento de ballenas, y el estudio de variantes de salinidad y temperatura, entre otros aspectos.

“El proyecto está contemplado a desarrollarse hasta 2017. Para el próximo año, uno de los planes es estudiar la deriva de hielos”, comenta Grisales, y afirma que este sería un aporte colombiano a la seguridad marítima del Polo Sur.

El pulmón del Pacífico y su manto de hielo seguirán siendo explorados por la ciencia, que cada vez reitera lo que afirma Grisales: “Si la Antártida se derrite, nos va a afectar a todos”.

Colombia y el Polo Sur

En julio de 1990, Colombia se convirtió en miembro asociado de la Scientific Commitee on Antartic Research, SCAR, durante la XXI Reunión de delegados en Sao Paulo, Brasil. En agosto del mismo año se crea la Comisión Nacional para Asuntos Antárticos, encargada de coordinar los programas y proyectos de Colombia en la Antártida.

En mayo de 2013, durante la XXXVI Reunión Consultiva del Tratado Antártico y la XVI Reunión de Comité de Protocolo Ambiental en Bruselas, Bélgica, Colombia dejó de manifiesto la intención de realizar la primera expedición científica del país en la Antártida a bordo del ARC Malpelo, buque oceanográfico. En 2015, el país cumplió este propósito con la expedición científica en el ARC 20 de Julio, que arribó con un grupo de militares e investigadores nacionales.

Autor
http://www.elheraldo.co/

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