Entregando donaciones con la FAC
Estuvimos con la Fuerza Aérea Colombiana entregando donaciones a varios colegios de la ciudad de Quibdó. Una misión especial, sin embargo frecuente para las tripulaciones de la FAC. Les traemos algunos detalles interesantes de este tipo de operaciones.
A bordo del avión Lockheed C-130H Hercules, FAC1015, la FAC transportó 1.500 kilos de ropa y calzado para niños, mujeres y hombres hacia Quibdó. Las ayudas fueron coordinadas a través de la Fundación Social Ayudemos Funsoayude, una organización que por casi 10 años ha estado trabajando en la región.
Esta es una de las tantas misiones de carácter social que la FAC cumple a diario. En esta ocasión, los beneficiados fueron los niños de la Escuela Santo Domingo de Guzmán, sedes El Caraño, El Reposo y Paraíso; de la Institución Educativa Jorge Isaacs y de la Escuela Santo Domingo de Guzmán.
En cada uno de estos lugares los niños recibieron con alegría a los miembros de la FAC, así como del Ejército Nacional e Infantería de Marina, quienes se unieron en la misión de llevar bienestar y sonrisas. La conocida figura del Capitán Paz se vio rodeada continuamente de los pequeños, y los miembros de la FAC, incluida la tripulación del C-130, así como de los oficiales y suboficiales que participaron en la actividad, pudieron ver el resultado directo de su trabajo diario.
Un trabajo que, en una misión típica de transporte como esta, comienza temprano en la mañana. En el Comando Aéreo de Transporte Militar CATAM, la unidad de la FAC especializada en el traslado de carga voluminosa, está el FAC1015 esperando su carga.
Horas antes ha sido recibida, organizada y embalada para su seguro traslado a bordo del avión. El espacioso interior del Hercules permite además el transporte de otras cargas, así como de pasajeros y tropa.
Todo es inventariado, pesado y organizado. La labor del personal de despacho es fundamental para que el peso y balance de la aeronave sea correcto. El C-130 es un avión con reconocida reputación como flexible plataforma de carga, pero no por ello su operación puede ser poco cuidadosa. Cada pallet es pesado y se hace un promedio del peso de cada pasajero, tomando en consideración el de un hombre adulto.
Con toda la carga y pasajeros contabilizados, el Hercules debe tener máximo 130.000 libras al momento de aterrizar, esto en el caso de la versión H. La versión B, también operada por la FAC, debe tener 118.000 libras al aterrizar. Todo este proceso de cálculos debe dejar al avión con un 19% a 30% de cuerda aerodinámica.
La ubicación de la carga también es importante. Los objetos más pesados son colocados al interior de manera que el centro de gravedad del avión esté entre los parámetros correctos. Cuando es necesario, la carga menos pesada se ubica en la rampa trasera.
El despacho en CATAM ya tiene lista la información de peso y balance de la aeronave que es transmitida a la tripulación. Los siete integrantes de este equipo arriban a la plataforma para adelantar sus distintas labores antes del vuelo. Piloto, copiloto, ingeniero de vuelo, navegante, maestro de carga líder y dos maestros de carga; componen este equipo.
Con todos los sistemas y preparativos listos, el avión parte desde El Dorado con rumbo al aeropuerto El Caraño de Quibdó. En su carrera de despegue la tripulación tiene en cuenta el Acceleration Check Time, un parámetro calculado que les ofrece el rango seguro para abortar o continuar el despegue, dependiendo de la velocidad, vientos, peso de la carga a bordo y altura del aeródromo.
Cerca de una hora después las condiciones de visibilidad no son las mejores en el departamento del Chocó, una región conocida por su alto nivel de lluvias, poniéndola como uno de los lugares del mundo con mayor nivel de pluviosidad. Sin embargo, el aterrizaje se hace sin inconvenientes.
La carga se baja del avión y la labor social comienza con el saludo del Teniente Coronel Juan Pablo Yepes y su tripulación a los niños que esperaban en el aeropuerto. El recorrido por distintos sectores de Quibdó tomó cerca de medio día, lo que dio el tiempo para que el Hercules adelantara otra de sus misiones.
En esta ocasión, el transporte de tropas desde Quibdó hasta la población de Florencia, al sur del país. 293 millas y algo más de una hora de vuelo separan las dos poblaciones. El C-130 está cargado con personal militar y sus respectivos equipos. Según el Coronel Yepes, este tipo de vuelos son a veces los más complicados, ya que el cálculo del peso y balance se hace más difícil por el número de personas y su carga individual. El C-130 puede llevar hasta 90 soldados equipados.
A diferencia de CATAM, donde se cuenta con toda la infraestructura disponible para realizar los cálculos de peso, otros aeródromos del país donde opera el C-130 no la tienen. Por esta razón, la tripulación del Hercules cuenta con una báscula a bordo para realizar estas misiones. Los vuelos donde se transporta carga voluminosa también son delicados, ya que muchas veces los objetos quedan a pocos centímetros de las paredes del avión, por lo que es importante asegurar correctamente la carga.
Mientras los niños de los cinco centros educativos de Quibdó que recibieron las donaciones disfrutaban con el personal que viajó en su apoyo, el C-130 retornó a la ciudad para comenzar un segundo trayecto de transporte de personal nuevamente a Florencia. Al hablar con tripulaciones de la Fuerza Aérea Colombiana, es posible comprobar cómo las misiones de tipo social o aquellas de ayuda médica o humanitaria, son las que más llenan de satisfacción a estos hombres y mujeres.
Y es que no hay que ir tan lejos para comprobarlo. Un abrazo, una sonrisa, un “gracias” del corazón de los niños que en este viaje recibieron las ayudas, es un parte de misión cumplida. Todos los preparativos, cálculos, tiempo de vuelo, alistamiento; todo se confluye en la entrega de un juguete, de una prenda de vestir para estas poblaciones.
Con el último trayecto entre Florencia y Bogotá, la tripulación del FAC1015, uno de los C-130 de la flota de transporte de la FAC, terminó un día que comenzó con el amanecer y finaliza con el ocaso, luego de cinco piernas, traslado de hombres, armas, donaciones, pasajeros y ayuda.
Es una de las tantas misiones que se cumplen a diario desde el Comando Aéreo de Transporte Militar, una unidad que apadrina a la población de Acandí, en el Chocó, pero que hace un gran aporte a todos los rincones del país, no solo a través de la flota de C-130, sino de otros aviones como los C295, Boeing 727, 737, 767, Cessna Caravan; entre otros.
Al final del día, los niños en Quibdó agradecen a la FAC y los tripulantes se preparan para otra misión.