La Historia del Paracaídas: Invención, Diseño y Construcción de Aparatos Flotadores
A través de la historia se ha evidenciado como las civilizaciones por medio de su cultura buscan expresar, representar y difundir parte de sus creencias, deseos y sueños, los cuales hacen parte de su identidad y son fundamentales para incentivar pensamientos que conduzcan a desarrollar usos, técnicas y tecnologías que faciliten la vida del hombre.
El deseo del hombre por volar y su práctica exhaustiva por lograrlo, conllevó a avanzar significativamente en el conocimiento de los principios del vuelo, los cuales fueron indispensables a la hora de generar mayor flotabilidad en objetos más pesados que el aire y comprender sus distintas formas de uso.
El paracaídas como su palabra lo indica, es un término que hace referencia a la acción que busca reducir la aceleración con que un cuerpo cae sobre la superficie terrestre. Tanto la idea como la práctica de uso del paracaídas tuvo su aparición en China, donde el proyecto causó gran expectativa por su diseño innovador en forma de paraguas y las constantes pruebas a las que fue sometido desde distintas alturas con el propósito de examinar y comprobar la resistencia del aparato. Estos experimentos como era de esperarse, produjeron algunas lesiones a sus practicantes pero magníficos resultados en cuanto al estudio, fabricación y técnica de uso del paracaídas.
En el año de 1492, las civilizaciones de Occidente tomaron las riendas del estudio científico del paracaídas a través de Leonardo Da Vinci, pintor, escultor, matemático, científico, ingeniero, diseñador y constructor de muchos aparatos, quién adelantó importantes investigaciones sobre la anatomía y el vuelo de las aves, y postuló importantes conclusiones que hasta hoy son consideradas básicas en la ciencia aeronáutica. Sus estudios en un principio se enfocaron en la fabricación de un aparato que pudiese ser utilizado en caso de incendio en construcciones altas, de modo que permitiera a las personas descender de una manera fácil y segura. Fue así como sus primeros diseños fueron en forma piramidal y sus experimentos se realizaron con prototipos a escala de los cuales pendía un muñeco que a su vez representaba al individuo que descendía en el paracaídas, estos ensayos fueron realizados desde la ventana de su casa y le permitieron identificar y corregir las falencias de su invento pero sobretodo aportaron nuevas luces sobre el desarrollo tecnológico del paracaídas.
En 1616 el italiano Fausto Veranzio después de adelantar varios estudios acerca del funcionamiento del paracaídas y consultar los escritos dejados por Leonardo Da Vinci publicó un texto llamado “Machinae Nova”, en el cual plasmó una imagen llamada “Homo Volans” donde se aprecia la validez e importancia que aún tenía para la época la tesis planteada por Da Vinci acerca del diseño, construcción y funcionamiento del paracaídas. Es importante resaltar que por la relevancia de sus estudios e innumerables aportes al desarrollo de la aviación, Leonardo Da Vinci es considerado el padre del paracaidismo.
