“Mi pasión por los aviones a escala se convirtió en mi trabajo”: Técnico Primero Bonilla
Hace más de 22 años, el Técnico Primero Julián Bonilla vio un recorte de revista de aeromodelismo e inició su curiosidad por estos aviones a escala, fabricándolos y practicando con estas aeronaves que confirmaban la pasión que sentía por la aviación.
Desde aquel momento, ha estado completamente ligado con las aeronaves, hecho que lo motivó a incorporarse como Suboficial de su Fuerza Aérea Colombiana y, hace 18 años llegó al Comando Aéreo de Combate No. 4 para hacer parte de las tripulaciones de los helicópteros, precisamente en la ‘casa de los pilotos de ala rotatoria’, como es bautizada la unidad aérea.
Paralelo a su desempeño como tripulante, el Técnico Primero Bonilla nunca dejó su pasión por las aeronaves a escala y, de hecho, empezó a estudiar y profundizar su conocimiento, adquiriendo un alto nivel de experiencia y destreza en el campo, hecho que le permitió ser parte de un importante proyecto de la Fuerza Aérea Colombiana que busca formar y capacitar a los pilotos externos de las aeronaves remotamente pilotadas clase dos por primera vez en Colombia.
¿Por qué hizo parte de este proyecto?
Porque la fase básica, que equivale al 80% del curso, es realizada con entrenamiento de aviones a escala, 240 misiones diurnas y nocturnas y yo llevo más de 22 años diseñando, fabricando y volando estas aeronaves.
Entonces, hace un par de años, teniendo el conocimiento de que había un grupo de Suboficiales que practicábamos aeromodelismo, me llamaron para hacer parte del proyecto de fundar la escuela de pilotos externos de la Fuerza Aérea Colombiana en el Comando Aéreo de Combate No. 4.
¿Qué preparación requirió para lograr ser instructor?
Adicional a la experiencia que tenía en aeromodelismo, tuve que estudiar mucho. Los cuatro Suboficiales que somos instructores, recibimos capacitación durante cuatro meses en Hermes 450, para saber el funcionamiento del sistema y, por consiguiente, poder transmitir nuestro conocimiento a los señores Oficiales que ahora se convertirán en los primeros pilotos externos formados en Colombia.
¿Cómo inició en el aeromodelismo?
Yo inicié hace aproximadamente 22 años por un recorte de revista que vi, pues siempre me gustó la aviación y antes de ingresar a la escuela de formación militar, me llamaba mucho la atención construir aeronaves.
Luego de mi ascenso como Suboficial, empecé a volar en helicópteros y, paralelamente, durante toda mi carrera militar he estado ejerciendo el aeromodelismo, he hecho aviones y helicópteros, aquí he fortalecido mi conocimiento como técnico de mantenimiento de aeronaves reales y, a su vez en la construcción y vuelo de aeronaves controladas por radio control.
Hay un Hermes 450 a escala, ¿quiénes participaron en la construcción?
Uno de los requerimientos para crear la escuela era tener un avión a escala del Hermes 450, entonces, por iniciativa propia, decidí construir esta aeronave que es a un tercio de escala del real, recreando la escala, tratando de hacer que volara, sonara y se viera igual, fue así como lo diseñé e hice con el apoyo de los otros instructores.
Para poder construirlo, hicimos trabajos de diseño aerodinámico, estructuras y diseños de carga, que dieron como resultado este avión, que es un prototipo para en futuros cursos poder diseñar un avión más grande, que cumpla con todos los requisitos necesarios.
¿Cómo se siente al iniciar este proyecto de lo que en algún momento fue un ‘hobby’ y actualmente es su trabajo?
Para mí esto siempre fue una pasión, yo sabía que en algún momento la Fuerza Aérea iba a necesitar de mi conocimiento y el que le estaba transmitiendo a mis compañeros en aeromodelismo, porque uno ve que la tecnología está dirigida hacia allá y la Institución no se puede quedar atrás.
Por tal motivo, siempre estuve capacitándome y entrenando mis técnicas de vuelo, para el momento en el que se requiriera, ponerlo al servicio de mi Fuerza Aérea. Para mí es como un sueño realizado, lo que en algún momento fue hobby, ahora es mi trabajo, pero no lo veo así, porque para mí es una pasión y lo hago sin medida.
Con este proyecto la Fuerza Aérea reduce altamente los costos de inversión, teniendo en cuenta que el curso individual sólo es dictado en Israel, país fabricante de las aeronaves, por un precio de 1.2 millones de dólares y, siendo realizado en Colombia, la totalidad del curso para los tres pilotos tuvo un valor de 300 millones de pesos.
Su Fuerza Aérea Colombiana dispone del mejor talento humano al servicio de país para cumplir con la misión de volar, entrenar y combatir para vencer.