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Siara, la perra paracaidista de la Fuerza Aérea Colombiana

La historia de los perros paracaidistas se remonta a 1944 y va de la mano del famoso desembarco de Normandía. Los primeros perros paracaidistas se vieron por primera vez en el 13º Parachute Regiment and Airborne Forces (Regimiento de Paracaidistas y Fuerzas Aerotransportadas), al que estaban asignados tres perros: Bing, Monty y Ranee. El único que logró cumplir su objetivo fue Bing, quien consiguió detectar minas e incluso salvó a compañeros de una emboscada en un segundo salto durante la Operación Varsity en marzo de 1945. Este heroico can fue galardonado con la Medalla Dickin.

Pero los conflicto bélicos no son los únicos fines para el uso de animales en las fuerzas armadas. Siara, una malinois belga de un año de edad, recibe actualmente un intenso entrenamiento por parte de la Fuerza Aérea Colombiana.

Este audaz can, poco después de su nacimiento, comenzó con su entrenamiento para poder lograr sobrellevar situaciones estresantes en distintos ambientes. Generalmente estos perros suelen ser entrenados para poder colaborar con situaciones de catástrofes naturales o de otra índole en el auxilio de víctimas. Las increíbles fotos, que hoy se han convertido en furor, fueron tomadas en una base de la Fuerza Aérea Colombiana durante un ejercicio de entrenamiento de búsqueda y rescate.

Su última odisea fue arrojarse al vacío de más 8.000 pies de altura, lo que resultó una operación sumamente exitosa. Pero las alturas no son su único fuerte sino que Siara también fue entrenada bajo el método de infiltración, lo que le otorgó técnicas específicas para poder operar en todo tipo de terreno peligrosos como camiones, rappel, helicóptero.

"Una vez en el aire, se comporta como un perro cuando viaja en coche, e incluso le gusta ladrar a sus compañeros paracaidistas a medida que pasan", aseguró Carlos Andrés Piñeros Ramírez de la Fuerza Aérea Colombiana e instructor del can en el quinto y último salto de su entrenamiento a zona-militar.

El técnico subjefe Carlos Piñeros trabajó constantemente en el entrenamiento de estos perros de rescate y su conexión con ellos es sumamente importante para preservar la confianza entre amo y mascota. Aunque es un paracaidista experimentado, con más de 200 saltos y cerca de 136 rescates, asegura que el miedo siempre persiste.

"A los perros, al igual que a nosotros, les da susto cada vez que saltan. La conexión que ellos tienen con los seres humanos es altísima. Como la perra está pegada a mí, ella siente mi miedo. Se asusta y tiembla, pero una vez que estamos en el aire me relajo y ella también. Empiezan a paisajear y a mirar a todos lados y parece que se les olvida que están cayendo a 90 metros por segundo", contó Piñeros a El Tiempo, quien ha realizado 22 saltos con estos animales.

Por eso, antes de la caída, siempre realiza un proceso de relajación junto al animal. Le quita el bozal (que se usa para que no se muerda en el aire), le habla y la mima. "Debe haber mucha compenetración. Una persona que no quiera a los perros no va a poder hacer un salto. Hay que tener un afecto especial", agregó.

Autor
www.infobae.com

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