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#TBT “Mi Teniente regresemos, vi la mano de un niño moverse” el relato de un piloto militar en la tragedia de Armero

El 13 de noviembre de 1985, a las 11:30 de la noche una avalancha del río Lagunilla ocasionada por la erupción del Volcán Arenas del Nevado del Ruíz, borró del mapa a Armero, la más importante ciudad del norte del Tolima, dejando un saldo trágico de más de 26 mil personas muertas y 20.611 damnificadas.

Desde la madrugada del 14 de noviembre, la Fuerza Aérea Colombiana, comenzó las labores de salvamento, evacuación y abastecimiento para los damnificados, como también, las operaciones aéreas en las que además participaron aeronaves civiles nacionales y algunas de Fuerzas Aéreas de países hermanos.

El Comando Aéreo de Combate No.1, ubicado en Puerto Salgar, Cundinamarca, se convirtió en centro de acopio y distribución de ayuda humanitaria y el Comando Aéreo de Combate No.4 en Melgar, la base aérea desde la que salieron los primeros helicópteros hacia el lugar de la tragedia.

En uno de esos helicópteros, que fueron los primeros en llegar al lugar, se encontraba el Teniente Raúl Torrado Álvarez, quien al despegar no se imaginaba la magnitud de esta tragedia que marcó su vida profesional y personal. A continuación, el relato de un piloto militar en la tragedia de Armero.

“Cuando salimos de Melgar fuimos directamente a sacar a las personas que estaban aglomeradas en el cuarto piso del Hospital San Lorenzo, pero tan pronto vimos a centenares de personas en lagos de lodo iniciamos el rescate, sacándolas una a una en el helicóptero.

Eran tantas las personas y la necesidad de aeronaves, que la Fuerza Aérea Colombiana retiró la alfombra roja del helicóptero del entonces Presidente Belisario Betancur y lo envió al lugar para apoyar las evacuaciones; dejábamos a las personas en los ocho puntos altos más cercanos que se establecieron, en uno de ellos había una casa humilde en la que vivía una familia que perdió el techo de la vivienda por los golpes de piedras calientes.

La familia de esa casita cercana al páramo, esos colombianos, se unieron a la misión ofreciéndonos una taza de café en el momento que llegábamos con cada grupo de rescatados, gesto que agradecimos al día siguiente con algunos víveres ya que no tenían cómo movilizarse para buscar algo de comer.

Tengo muchos recuerdos, hubo muchos momentos que los medios de comunicación no pudieron registrar y contar, pero al tercer día hubo un momento en particular en el que íbamos sobrevolando la zona buscando sobrevivientes y el técnico tripulante del helicóptero me dice entusiasmado por la frecuencia ‘Mi Teniente regresemos por la derecha, acabo de ver la mano de un niño moverse´ cuando volvimos pudimos ver a un pequeño de aproximadamente 6 años que escasamente lograba hacer movimientos y logramos sacar del pantano de lodo; ese maravilloso momento pudo ser registrado por un reportero gráfico de El Tiempo, una fotografía que año tras año le recuerda a los colombianos y al mundo el 13 de noviembre de 1985.

Rescatábamos más de 175 personas diarias en promedio, cuando aterrizaba en la base todos los días tenía la parte del hombro de mi uniforme llena de lodo porque muchos tocaban mi hombro dándome la bendición y las gracias.

El momento en el que se humedecen más mis ojos y jamás olvidaré, sucedió el tercer día de la tragedia en el que salvamos a un bebé de 6 meses lleno de lodo, cuando aterrizamos me lo pasaron a la cabina, lo bañé con botellas de agua que tenía, le dije a la enfermera si los papás de este bebé no aparecen yo lo adopto, pero finalmente los padres pudieron volver con su hijo”. Relató el hoy Mayor General (RA) Raúl Torrado Álvarez.

Los helicópteros de la Fuerza Aérea Colombiana realizaron vuelos estacionarios hasta de 20 minutos a baja altura para sacar a las víctimas que se encontraban entre lagos de lodo, logrando evacuar cerca de 3.700 personas, en más de 350 horas de vuelo. En apoyo a la emergencia, la Institución también efectuó labores de abastecimiento a localidades cercanas y transportó alrededor de 32.950 kilos de carga.

Armero fue declarado campo santo ya que no se pudo establecer el número exacto de muertos.

Foto: Teniente Raúl Torrado Álvarez en 1985, con una familia de un páramo cercano a Armero que le ofreció café antes de salir de nuevo a rescatar personas en la tragedia.

#100AñosProtegiendoLaNación

Autor
Departamento Estratégico de Comunicaciones

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