Ya se han beneficiado más de 120 estudiantes de zonas rurales del programa ‘Un sueño 2.600 metros más cerca de las estrellas’
Tener un excelente resultado en sus calificaciones escolares es la puerta para que los jóvenes de regiones alejadas de Colombia puedan conocer la capital y hacer un recorrido inolvidable por los lugares más emblemáticos de esta gran ciudad.
‘Un sueño 2.600 metros más cerca de las estrellas’ es el programa que hace eso posible. Este fue implementado a finales de febrero pasado y busca traer a Bogotá a 550 jóvenes estudiantes del país. Hasta el momento han arribado a la capital más de 120 jóvenes de Puerto Jordán (Arauca), Quibdó (Chocó), varios municipios de Cauca y Putumayo.
El general Ricardo Jiménez Mejía, coordinador del Grupo Asesor del Comandante (GAC) y quien dirige el proyecto, aseguró que ‘Un sueño 2.600 metros más cerca de las estrellas’ busca que estos estudiantes lleven a sus regiones el mensaje de que existe todo un mundo por descubrir y que esto debe aportarles a su proyecto de vida. “En lo profesional, lo que decidan hacer deben proyectarlo siempre con que serán los mejores”, enfatizó.
La capital fue visitada la semana pasada por 35 estudiantes de instituciones educativas del municipio San Miguel (Putumayo), como el Instituto Técnico Comercial La Dorada y el Instituto Técnico El Sábalo; ellos arribaron el pasado 7 de julio en un vuelo de apoyo de la Fuerza Aérea Colombiana.
Néstor Romo, padre de familia de uno de los jóvenes putumayenses, dijo: “está experiencia fue una bendición porque ellos vivieron la oportunidad de conocer y divertirse. Estoy agradecido con el Ministerio de Defensa Nacional porque el viaje fue una motivación para ellos y hasta para mí”.
Estos jóvenes putumayenses realizaron el mismo recorrido que semanas atrás hicieron los estudiantes de Puerto Jordán (Arauca), Quibdó (Chocó), Páez, Inzá, Caldono y Jambaló (Cauca).
Acompañados por el coronel del Ejército Giovanni Lizarazo y la patrullera Lisbeth Paola Vitola, de la Policía de Infancia y Adolescencia, visitaron museos, teatros de cine y centros comerciales. Y aún de regreso a casa, no quitaron su cara de asombro por haber conocido la ciudad más poblada de Colombia.
“La experiencia de conocer la capital me pareció estupenda. Todas las partes a las que fuimos son incomparables y estoy feliz. Lo que más me gustó del recorrido fue el Museo Histórico de la Policía Nacional, porque es una atracción para todos por la historia y las armas antiguas que hay exhibidas”, contó Andrés Eduardo Sánchez, estudiante del Instituto Educativo Puerto Colón.
Un programa que los hace brillar
Este programa se ejecutará hasta octubre próximo y seguirá cumpliéndoles a los jovencitos de diferentes departamentos de Colombia el sueño de conocer la Casa de Nariño, el cine, disfrutar de las atracciones mecánicas, subir al cerro de Monserrate en funicular, conocer los museos del Oro e Histórico de la Policía Nacional y disfrutar del frío capitalino.
El primer grupo de estudiantes que visitó Bogotá fue el del Instituto Educativo de Promoción Agropecuaria de Puerto Jordán (Arauca), que estuvo conformado por 41 personas, de los cuales 34 eran estudiantes y el resto, profesores y padres de familia.
Este grupo, además, fue de los beneficiados por las obras de los Ingenieros Militares, pues a la institución educativa le construyeron ocho salones de clase, un aula de sistemas y batería para los baños.
María Solenne Cabrera, de 15 años y quien llegó a la capital proveniente de Quibdó (Chocó), contó que esta experiencia la dejó cargada de gratos recuerdos. Ella visitó Bogotá el pasado 26 de mayo y aún recuerda la impresión que le dejó haber montado por primera vez en avión.
“Fue una sensación única”, contó y más aún porque causó risas entre sus compañeros, al verle la cara de sorpresa cuando estaban volando. “Sentía que el piso del avión se iba a romper”.
A Ronald Steven Rubio Salazar, de Puerto Jordán (Arauca), lo que más le llamó la atención de su visita fue haber podido subir al Cerro de Monserrate por ser “un destino religioso” y claro, haber montado en funicular.
Los docentes también disfrutaron del viaje. Una de ellas es la caucana Carmenza Uino, del Centro Educativo Agro Cultural para el Desarrollo Territorial Paleto, quien aseguró que lo que más le asombró fue “la amabilidad de todos en la capital, que es sorprendente, porque desde que salimos de Popayán nos hicieron sentir como una familia”.
El pasado 9 de julio fue el final del recorrido de los muchachos de San Miguel (Putumayo), a quienes no solo en el recuerdo les quedará una foto o un souvenir de la capital, sino también el sueño de estudiar en una de las universidades de la ciudad, traer a conocer a sus familias como lo hicieron ellos, pero lo más importante: haber fortalecido su confianza en que los sueños con sacrificio, por la senda correcta y con buenos resultados sí se cumplen.