Una historia de amor a primera vista en medio de la tragedia en San Andrés
Difíciles momentos, atraviesan los habitantes del archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, luego del paso del huracán ETA y posteriormente del huracán IOTA que dejó un daño significativo en la isla de Providencia, donde el 98% de las viviendas quedaron destruidas. Una tragedia que, como colombianos, nunca pensamos que viviríamos.
Ante este panorama, cientos de animalitos quedaron abandonados en la isla buscando un refugio provisional, con hambre y sed, mientras las ayudas se volcaban ante la difícil situación de los isleños, pero sin olvidar a esos seres vivos que son incondicionales y nos entregan su amor sin pedir nada a cambio.
En medio de la misión para rescatar a estos animales, su Fuerza Aérea Colombiana dispuso de una aeronave para hacer el transporte de perros y gatos que se encontraban en Providencia, y ahí fue donde comenzó esta historia de amor a primera vista.
El Subteniente Juan Pablo Erazo, copiloto de la aeronave Casa C-295, estaba en la isla desde hacía una semana, realizando los vuelos humanitarios entre San Andrés y Providencia, transportando ayudas y personal. Cuando fue asignado para realizar un vuelo donde se transportarían 5 perritos y 3 gatos; fue en ese momento cuando se enamoró de una pequeña perrita de color chocolate, ojos verdes y que en sus patitas y hocico llevaba blanco, “una guerrera” como él le dice.
“Cuando la vi tan frágil, con hambre y sed, me enamoré de ella y decidí traérmela a mi casa. Además, pienso que es una guerrera que sobrevivió a una catástrofe natural, como la que ocurrió en San Andrés” cuenta el Subteniente.
Iota, como la nombró, llegó a Bogotá el domingo por la tarde en un avión de su Fuera Aérea Colombiana, junto a su nuevo papá.
Con la curiosidad en sus ojos y sus pequeñas patitas exploró todo lo que la rodeaba, como quien no cree lo que ve y espera despertar, pero sin imaginar que ese nuevo papá la protegerá y cuidará durante toda su vida.
“Al día siguiente ya le había conseguido una cita en la veterinaria, donde me informaron que tenía aproximadamente 2 meses de edad y que su talla era mediana. Iniciamos a aplicar todas las vacunas y ya tiene todo lo necesario para vivir en su nuevo hogar.” Dice en medio de una sonrisa el joven Oficial.
A pesar de que en su primer día Iota tembló del frío, actualmente pasa sus días jugando con su hermano mayor “Damian”, un Yorkie de nueve años con el que compartirá un hogar y una familia amorosa.
“Mi esposa está muy alegre, ahora nuestra familia tiene una nueva integrante que todos los días nos sorprende con su curiosidad y amor…. Iota será una perrita feliz y en sus recuerdos no quedará ni rastro de los traumáticos momentos que tuvo que sufrir.” Dice con convicción Juan Pablo Erazo.
Esta historia apenas comienza, una historia en donde una labor abnegada y humanitaria como la que cumple su Fuerza Aérea Colombiana, ha logrado unir a dos almas que vieron el horror que deja la naturaleza cuando se enfurece.
Autor
St. Alexandra León