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“Un instructor de vuelo debe sentir pasión, tener habilidad y poseer conocimiento”

Ser militar es un gran reto que requiere disciplina, coraje y mucho esfuerzo, pocos sienten la vocación de servicio y aún menos, logran pertenecer a una Fuerza con la firme convicción y el sacrificio que significa servir a la Patria con devoción.

“Desde muy pequeño sentí el deseo de prestar el servicio militar como Soldado, por un llamado del corazón, ese que indica desde lo más profundo el camino a seguir, pero mis padres no lo permitieron y me sugirieron ser Oficial de la Fuerza Aérea Colombiana, así que por consejo, principalmente de mi madre, investigué y me di cuenta que podía cumplir todo lo que deseaba: ser militar, volar y estudiar ingeniería informática” indicó con emoción y nostalgia el Capitán, Comandante de la Escuela del equipo C-208 Caravan, después de terminar una larga jornada de trabajo.

Sin embargo, él, quien es creyente en Dios y de la vida, ya tenía la ruta definida, fue así como el 14 de enero de 2008 ingresó a la Escuela Militar de Aviación, EMAVI, como cadete del curso No. 84 de Oficiales de la Fuerza Aérea Colombiana. Durante el tiempo en la Escuela se destacó por su desempeño en las matemáticas, pero la física estaba poniendo en riesgo hacer realidad su sueño, ya que allí la formación académica es muy estricta.

Para el Oficial, la física fue un reto más a cumplir y gracias a la disciplina, la constancia y las fuertes jornadas de estudio, permitieron que finalmente, en el último año en la EMAVI, ocupara el primer puesto en académicas y fuera merecedor de la medalla militar “José Edmundo Sandoval”.

Justo en el momento en que terminó la formación académica y logró el título de ingeniero informático, empezó la etapa de vuelo y tuvo su primer contacto con la instrucción, donde reconoció que habían unos instructores de quienes aprendía mejor y el papel tan importante que cumplían en el aprendizaje de ellos, siendo alumnos primarios, ya que lidiaban con los nervios, la presión y un sinfín de emociones propias de la etapa inicial que marca la carrera de un piloto militar y en la que vio cómo muchos de sus compañeros se quedaron, porque volar es un sueño que no todo el mundo puede alcanzar.

Después de volar los aviones T-34 mentor, T-37 Tweet, ATR 72-500, ATR 42-500 y 600 llegó al monomotor más confiable del mundo, el C-208 Caravan, donde después de un año como piloto operativo, logró ser piloto supervisor y de pruebas, experiencia que le permitió subir un peldaño más y alcanzar uno de los cargos más importantes y de mayor responsabilidad: ser instructor de esta aeronave y, actualmente, en reconocimiento a su gran desempeño y disciplina, dirigir la Escuela de la misma.

Esta Escuela ha formado desde su llegada en 2016 al Grupo Aéreo del Casanare a 53 pilotos y 9 copilotos de los 200 aviadores que han volado este avión en la Fuerza Aérea, empleando 990 horas de vuelo, siendo la escuela de aviones de transporte que más pilotos tiene y, en este momento, es una de las más estandarizadas de la Institución.

Por tal motivo, es un reto grande que tiene el Capitán, quien al preguntarle por qué no decidió ser piloto comercial si podría dedicarse solo a volar, sin titubear respondió: “yo tuve la fortuna de volar en SATENA, que es aviación comercial y uno se da cuenta que está acá por pasión. Un piloto civil solo realiza vuelos de rutina de un aeropuerto a otro sin trabajos adicionales; en cambio como piloto militar cada misión de vuelo es diferente en cualquier entorno, hora o lugar y además de volar, tienes un cargo administrativo por el cual debes responder y te prepara profesionalmente para liderar procesos gerenciales de personal y recursos; adicionalmente, puedes ascender, tanto en grado militar como en la carrera de vuelo, relativamente muy rápido, ya que inicias como copiloto, luego piloto operativo, piloto de pruebas, supervisor, instructor y estandarizador, llegando a los lugares más apartados de la geografía nacional”.

Con un evidente brillo en los ojos, el Capitán se refirió a la definición que le dio un amigo muy cercano, con la que se siente identificado y, que según él, describe los requisitos que deben tener todos los instructores: “Si sientes pasión por lo que haces e identificas que tienes la habilidad para desarrollar eso que te apasiona, sólo falta el conocimiento y eso lo adquieres estudiando, que finalmente será sencillo porque el objetivo te mantiene motivado”.

Para llegar a un cargo de tanta complejidad y que lidera a un grupo de personas que viven con el sueño de estar más cerca del sol y de las estrellas, es necesario sentir pasión, tener habilidad y poseer conocimientos para volar cada vez más alto, como lo manifiesta el Comandante de la Escuela del C-208 Caravan.

Autor
Subteniente CRUZ BOGOTÁ MARIA CAMILA

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