Tierra seca, casi desértica, y animales carbonizadas, es lo que ha dejado el incendio forestal que inició el tres de abril en el municipio de Necoclí, en el urabá antioqueño.
La conflagración, controlada en un 90 por ciento, ha destruido unas 4.000 hectáreas de reserva forestal, humedales, cultivos y ha afectado más de 150 especies de animales silvestres de la región.