Al igual que sus compañeros, Rouse también espera paciente cada vez que debe saltar a 8.000 pies de altura desde un avión de la Fuerza Aérea colombiana. Está aferrada con un arnés a un integrante del equipo de paracaidismo del escuadrón de comandos especiales aéreos. Ambos serán un equipo en el aire, pero ella cumplirá una tarea fundamental cuando lleguen a tierra: colaborar en los operativos de búsqueda y rescate de personas en accidentes o catástrofes naturales.