Mediante operaciones conjuntas y coordinadas sostenidas por parte de su Fuerza Aérea Colombiana, El Ejército Nacional y la Policía Nacional en el suroccidente del país, se logró la ubicación y destrucción de un laboratorio artesanal para el procesamiento de clorhidrato de cocaína, con capacidad de producción de tres toneladas mensuales en Jamundí, Valle del Cauca.