Suboficial Ortiz, una madre orgullosa de ser militar
A lo largo de los años se empezó a reconocer de manera incesante el valor de la mujer a nivel personal y profesional, imponiéndose en diferentes cargos y desempeñando múltiples roles como esposas, madres y militares simultáneamente.
Este es el caso de la Técnico Cuarto Claudia Ortiz, madre de dos hijos, quien ha logrado compaginar su maternidad con el servicio al país. Si bien, reconoce que ha sido difícil, el apoyo que le brindan su esposo y sus padres le han permitido salir adelante en todas las labores a las que diariamente se enfrenta.
Ortiz es artillera de las aeronaves Bell-212 y Huey II, cuya responsabilidad es brindar seguridad durante el vuelo y proporcionar un alistamiento del 100% en las aeronaves y, paralelo a esto, llega a casa a cumplir la misión más importante de su vida, aquella que solo ella puede realizar y es la de criar a sus hijos de siete y tres años.
“Cuando ingresé a la Fuerza Aérea inicié un nuevo mundo, el cual me ayudó a crecer como persona, superé todas mis expectativas … el paso por la Escuela de Suboficiales, “Capitán M. Díaz”, al inicio fue duro, ya que es un cambio de cultura y disciplina, pero después de cumplir esta etapa, puedo decir que la satisfacción fue grande, porque salí graduada como Técnico en Línea de Helicópteros, compartiendo mis conocimientos al servicio de mi país” afirmó la Suboficial.
La trayectoria de Claudia siempre ha estado relacionada con los helicópteros y es que era algo que ella tenía claro desde muy pequeña, siempre soñó con trabajar con estas aeronaves, hecho que pudo hacer realidad en su Fuerza Aérea Colombiana y desde que se incorporó se ha desempeñado como operaria de mantenimiento de helicópteros livianos y medianos en el Comando Aéreo de Combate No. 4 –CACOM 4-, ha sido operaria de motores T53 y PT6, pero, “sin lugar a duda ser artillera de los equipos Huey-II y Bell-212 ha sido mi mayor orgullo porque he podido defender a Colombia desde el inmenso cielo azul” manifestó.
Claudia es oriunda de Armenia, Quindío, tiene seis años de trayectoria como militar, durante este tiempo conoció a su esposo, con él y sus dos menores han compartido tiempo, enseñándoles la primicia del amor, la paciencia y la responsabilidad, valores que caracterizan a esta familia.
Sin embargo, ella reconoció que la parte más compleja es estar lejos de sus hijos y esposo. “El no ver a mis hijos por varios días, debido a las comisiones que debo realizar dentro de mi trabajo por un tiempo prolongado fuera de casa, me priva de ver los logros de mis hijos. El tiempo en mi trabajo es tan demandante que muchas veces se me dificulta estar presente en eventos familiares, celebración de fechas importantes como los aniversarios, cumpleaños, días festivos o actividades escolares”, añadió.
Para esta joven de 29 años, ser militar siempre le generó ilusión, pero cuando llegó a los hangares del CACOM-4, entendió que su pasión se convertiría en su propósito en la Institución, el cual ha desempeñado con honor hasta el momento.
“Pertenecer a la Fuerza Aérea es una de las mejores experiencias que he vivido porque me ha permitido cumplir mis sueños, siempre quise trabajar con los helicópteros, poder repararlos y volar era uno de mis más grandes anhelos. En la institución tuve la oportunidad de conocer a mi esposo y formar lo que ahora es mi mayor motivación: mi familia” comentó con un evidente brillo en los ojos.
Aunque esta madre militar ha enfrentado momentos difíciles entre sus múltiples roles, siempre ha encontrado en su familia el motor y apoyo para con orgullo seguir cumpliendo sus sueños y proteger desde el inmenso cielo el territorio colombiano.