En las Botas de un piloto
Realizar desfiles y actividades culturales de gran asistencia en conmemoración al "Grito de Independencia" que dieron nuestros antecesores el 20 de julio de 1810 para dar inicio a los sucesos que cambiaron la historia de Colombia y convertirnos en una nación libre, soberana y regida bajo un estado democrático, son dinámicas nacionales de identidad que practican los ciudadanos de nuestro país.
Sin embargo, la actual contingencia que atraviesa el mundo a causa del COVID-19, obligó a nuestro gobierno a adoptar medidas de aislamiento preventivo para evitar la propagación del virus, las acciones causaron que se cancelaran todos los eventos que implicaran la congregación de multitudes, incluyendo las iniciativas propias de este día patrio; por primera vez, después que en 1873, el Congreso de Estados Unidos de Colombia, anterior nombre de nuestro país, decretara oficialmente, esta fecha como aniversario de la proclamación de la independencia nacional, los ciudadanos no podrían salir a las calles a presenciar el tradicional desfile militar para rendir homenaje a nuestros símbolos patrios, está vez la invitación era a quedarse en casa e izar desde sus antejardines y balcones, la bandera.
La incertidumbre sobre qué se haría en este día tan especial, no fue larga, el señor presidente Iván Duque manifestó que encabezaría una ceremonia virtual para compartir con nuestros compatriotas un aniversario más del Grito de Independencia, asimismo anunció la revista aérea que su Fuerza Aérea Colombiana llevaba preparando por cerca de 8 semanas.
Con tan importante pronunciación, los medios de comunicación comenzaron a realizar los preparativos de cubrimiento, pero en esta ocasión unos pocos tuvieron el privilegio de cubrir la noticia desde las alturas. En el Comando Aéreo de Combate No. 2, CACOM2, nos acompañaron durante tres días, Alicia Liliana Méndez y Héctor Mauricio Moreno, ambos, comunicadores sociales del reconocido periódico El tiempo.
De regreso a clases
La delegación de periodistas fue recibida con todas las medidas de bioseguridad para posteriormente pasarlos a sus habitaciones y que se prepararan para las clases que se les coordinó con el objetivo de que conocieran los equipos, la ruta aérea y demás detalles importantes de la operación que les permitiera crear un panorama mental de lo que sería esta experiencia.
Así mismo la instrucción y práctica tenía el propósito que se adaptaran a los equipos, y se familiarizaran con las aeronaves y sus comandantes. Fueron intensas pero muy productivas jornadas donde los comunicadores solo escuchaban temas de prevuelo tales como el mecanismo de eyección, amarres, uso de la máscara, equipo personal, porte del chaleco de supervivencia y cinta bandolier, entre otros.
Como niños curiosos y ávidos de aprender, interrogaban una y otra vez al suboficial especialista del almacén sobre cada una de las exposiciones, sin duda alguna rebosaban emoción, era la primera vez que abordarían una aeronave de combate y necesitaban despejar cualquier duda, al parecer nada debía quedar por alto para este dúo de periodistas. Lápiz y libreta en mano, Alicia escribía aspectos importantes a tener en cuenta para sus reportajes, mientras Mauricio, no dejaba de capturar momentos con sus cámaras. Y no es para menos, una experiencia como esta, exigía el máximo de atención y registro por montón para el medio y para las familias que esperaban, como ellos, ansiosos la llegada del mágico momento.
Día patrio: Un vuelo histórico
El 20 de julio del año en curso, el alistamiento inició cerca de las siete de la mañana, en la sala de pilotos para realizar el “Breafing”, que no es otra cosa que la reunión efectuada por las tripulaciones de las aeronaves comprometidas en una operación militar minutos antes de la salida, este día tanto Mauricio como Alicia se colocaron literalmente en las botas de un piloto, recibieron de la mano de sus comandantes sus callsing, que fuera de la jerga militar aérea viene siendo el sobrenombre elegido u otorgado al personal que tripula las aeronaves.
“Ayito” y “Mao” serían sus seudónimos, así los llamarían desde ese momento pues ya eran parte de la “Escuadrilla Pegaso”, nombre del equipo de militares conformado para efectuar la misión sobre Villavicencio y Bogotá. Durante el “breafing” el personal repasó diferentes aspectos de los criterios técnicos, operacionales, de tiempo, clima, terreno, modo, lugar y frecuencia de radio sobre los cuales debería desarrollarse la misión para los tres tipos de formaciones que tenían previstas para la revista aérea.
Con todo claro, los periodistas descubrieron que serían parte de la composición de figuras como el Gran Diamante, Cabeza de Flecha y el emblemático rompimiento de Escalón para finalizar el homenaje y aterrizar. “Es hora” señaló el líder a cargo, palabras que inyectaron de adrenalina a nuestros visitantes, comenzaron a salir de la sala y proceder a sus posiciones. Ayito y Mao fueron separados, volarían en aeronaves diferentes; Mauricio, en un Supertucano A-29 y Alicia, en un Tucano T-27.
Antes de despegar, a las 10:20 de la mañana, recibieron la noticia que no sería un sólo vuelo, en Bogotá las condiciones meteorológicas habían cambiado, motivo por el cual postergaron el sobrevuelo en la capital del país hasta las dos de la tarde. Con el viento en calma en Apiay y la pista libre, las 9 aeronaves despegaron para cumplirle la cita a los Villavicenses que estarían atentos con la mirada al cielo, para presenciar el magnífico paso de los aviones. Por cerca de 40 minutos mantuvieron en el aire para realizar este desfile aéreo y regalarles a los ciudadanos un momento cargado de patriotismo.
A su regreso a la base, los pilotos verificaron las condiciones de los dos periodistas, Alicia presentó un mareo intenso momentos antes de aterrizar, así que los pasaron al comedor para que se hidraten y coman algo antes de volver al segundo vuelo. Sin embargo, sólo fue posible la hidratación, justo cuando llegaron al casino, fueron alertados que tenían que despegar de inmediato, tenían que reaccionar con prontitud pues en una operación, cada segundo es valioso.
La piloto comandante del avión No. 8, aeronave en la cual estaba Alicia, le preguntó si se sentía bien, Ayito, de manera decidida, le contestó que no se perdería la revista sobre Bogotá por nada del mundo, respiró profundo y ajustó sus equipos. Esta vez fueron tres horas abordo, la impecable revista aérea robó todas las miradas de los ciudadanos. Al cumplir con el objetivo, retornaron al CACOM2, Alicia confesó que se sentía indispuesta pero completamente feliz, el giro del rompimiento para el aterrizaje implica que se realice un viraje que hace sentir la fuerza de gravedad, desatando en primerizos, malestares y náuseas.
Una vez en tierra, pasaron a la recepción donde les darían las gorras que los identificarían como parte de cada uno de los escuadrones que los acogieron por tres días y sus diplomas como “Patos de Combate". Alicia y Mauricio vivieron en carne propia lo que se necesita para ser un piloto militar, entendieron que más allá de manejar a la perfección una palanca de mando o joystick, un oficial de la Fuerza Aérea, comandante de aeronave, debe cumplir con una aptitud psicofísica especial, mantener un espíritu de cuerpo vigoroso, con criterio de respuesta rápida ante las contingencias, sereno, decidido, con habilidades en física y matemática para generar cálculos y medidas durante cualquier operación, pero sobre todo el sacrificio y abnegación con el que cumplen su deber, dejando a un lado el tiempo personal o en familia; si bien es cierto esta no fue una misión de combate, estas maniobras permiten seguir potencializando el profesionalismo de nuestros pilotos para mantener la soberanía, la independencia, la integridad territorial y el orden constitucional de nuestra nación.