Sabemos que el hombre como ser terrestre no está programado genéticamente para volar, por tanto, presenta claras limitaciones fisiológicas, cuyos aspectos pueden afectar las operaciones aéreas, en especial las relacionadas con la aviación militar si se tiene en cuenta que sus importantes connotaciones, la enfrentan a continuos desafíos no sólo por la misión propiamente dicha, sino por la constante ejecución de maniobras especiales, en donde el efecto de las aceleraciones, los cambios de ritmo circadiano, los vuelos nocturnos y el empleo de nueva y muy especializada tecnología como las ayudas de visión nocturna, retan la alerta situacional hasta de las tripulaciones más experimentadas.