Los comandos Jungla de la Dirección Antinarcóticos de la Policía Nacional destruyeron seis laboratorios con capacidad, cada uno, para elaborar algo más de una tonelada de cocaína semanal, y acabaron con un lugar acondicionado para hacer permanganato de potasio, con tres lagos de conversión, que eran un foco de alta contaminación ambiental.