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Cuando la meta es clara, sólo dependerá de la cuota de compromiso para alcanzarla

El Subteniente Navarro de 21 años es oriundo de Bogotá, es el menor de cinco hijos y actualmente acaba de realizar su “Vuelo Solo” en el curso avanzado de A-29B Super Tucano, una emblemática aeronave de la nuestra Fuerza Aérea Colombiana del Comando Aéreo de Combate No. 2, que sólo llegan a operar los pilotos más destacados.

Con una evidente emoción, el oficial asegura que una vez finalice su curso se sentirá muy orgulloso de participar directamente en las diferentes operaciones de combate, de apoyo aéreo cercano y búsqueda y rescate, manteniendo siempre su disposición, al igual que todos los pilotos del Escuadrón y los miembros de la Fuerza Aérea, a dar su vida de ser necesario.

En entrevista el subteniente Navarro nos cuenta sobre su incorporación y proceso de formación.

¿Por qué ingresó a la Fuerza Aérea?

Ingresé a la Fuerza Aérea porque siempre tuve un amor desmedido hacia los aviones, en días despejados cuando transitaba por la calle, me gustaba mirar al cielo esperando ver alguno; y cuando estaba cerca al aeropuerto y escuchaba el sonido de un motor, mi mente paraba por un momento y se concentraba solamente en buscar aquella máquina alejándose sobre el horizonte. Además de esto, también sentía la necesidad de contribuir al país de alguna manera, en ese momento no sabía cómo ni qué quería estudiar, pero sí tenía decidido que sea cual sea esa elección, tenía que contribuir en algo al país. Entonces, descubrí la Fuerza Aérea y junté ambas pasiones; la aviación y el servicio.

¿Qué títulos profesionales alcanzó en la Escuela Militar de aviación y cuál fue su estrategia motivacional para sacar adelante el régimen militar y la parte académica?

En la Escuela obtuve doble titulación, soy Administrador de Empresas y Profesional en Ciencias Militares Aeronáuticas. Mi mayor motivación fue ser Oficial Piloto, pero la verdad, durante los cuatro años de formación iba teniendo pequeñas motivaciones a corto plazo, para tener pequeñas satisfacciones y alimentar mis ganas de continuar en la Institución y trabajar día a día.

¿Cuál fue su mejor experiencia?

Han sido muchas, esta vida castrense me ha regalado momentos maravillosos que estoy seguro no los habría vivido por fuera, mis mejores experiencias, sin duda alguna las he vivido en los diferentes cursos de vuelo.

Recuerdo que el curso primario en el avión T-90 en EMAVI me regaló la primera alegría porque ese día sentí la tranquilidad que genera el despegar para los que llevamos la aviación en el alma; porque uno va por una pista, sintiendo el movimiento del avión, la resistencia a la aceleración y de repente, al salir a vuelo todo se acaba y se vuelve tranquilidad.

Después, en mi curso básico en el Jet Bimotor T-37 Tweet, que salió este año del servicio, realicé un 'vuelo solo de acrobacia', es una experiencia indescriptible, muy sublime, uno siente el poder de una aeronave Jet Bimotor en las manos, y más aún ejecutando maniobras de acrobacia como Rollos, Loops, hojas de trebol, immelman y muchas más que lo llevan a uno a experimentar la fuerza de 4G a 260 nudos.

Pero sin pensarlo, si me dan a escoger una sola opción, indudablemente mi mejor experiencia ha sido la que hoy me regala Dios y la Fuerza; es este curso avanzado de A-29B SuperTucano; “volar solo” y en formación en la aeronave de Combate que hizo la diferencia en el conflicto armado en el país, es un gran honor.

Luego de superar cada misión y cada reto ¿Qué cree que se necesita para alcanzar las alas de piloto militar?

Para alcanzar las alas de piloto militar se necesita disciplina, estudio, muchas ganas, actitud y un poco de aptitud, y digo sólo un poco, porque con las primeras cuatro; la aptitud se desarrolla día a día con la práctica y constancia.

¿Qué consejo le da a las nuevas generaciones?

Mi consejo para las nuevas generaciones en la FAC es que realicen todo lo que hacen cada día con mucha pasión y entrega, sea cual sea la actividad. Que, si quieren algo, trabajen por ello, que tarde o temprano llega, pero no hay que desistir nunca ni esperar que llegue sin un mínimo de esfuerzo.

Conquistar el espacio aéreo es una de las recompensas que trae la disciplina, el sacrificio y la cuota de compromiso diario que cada quien le imprime a su rutina. Hoy la comprometida labor de este joven con su estudio y su Fuerza, le permitió conquistar los cielos colombianos.

Autor
Comunicaciones Estratégicas CACOM2

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