A sus 20 años, el soldado Hamilton Matapí, hizo su sueño realidad, pues de pequeño anhelaba con ansias pertenecer a su gloriosa Fuerza Aérea Colombiana. Siempre quiso ponerse el camuflado; un día logró verlo de cerca, en una tarde que recuerda con gran emoción, cuando se encontraba haciendo deporte frente a las instalaciones del Grupo Aéreo del Amazonas (GAAMA), y observó al personal militar de la guardia portándolo, desde ese entonces, “prometió que él tendría que usar el uniforme algún día y pertenecer a la Fuerza Aérea”.